domingo, 25 de mayo de 2008

De club



La historia se repite una vez más. Vuelta a la monotonía laboral.
Cada noche es el símil del recuerdo de la anterior.
Espirales se confunden en mi memoria.
Necesito saber que aquello que cayó encima mía era agua o quizá... cerveza... así no me alarmaría tanto el olor. El olor a hastío.
Me recibían como se recibe un pésame, con cara de situación y... bueno... simplemente pasaba sin más. Soy "residente". Incluso pienso dejar que mi familia venga aquí, ya es como otra casa... ya... ya ¿Qué más da?
Me paseo entre tacones de aguja desgastados, entre plataformas con la laca carcomida por el tiempo (Quizá en algún momento fueron azules, verdes, rojas ¿Qué se yo?) y zapatones brillantes de talla 43. A las botas de montaña o las zapatillas hechas harapos... ni me acerco, bastante tengo con ser lo que soy.
Dicen que sólo mi presencia ya le baja el caché a este lugar. Es lo que hay. Al menos sé que soy de lo poco auténtico que queda entre estas sucias paredes.
Por mi parte siento una extraña comodidad entre tanta mugre. Es cálido y confortable. Pese a todo sigue habiendo buena temperatura en invierno y quieras que no, tener un lugar tibio en el cual pasar las horas crudas del invierno, se agradece.
Y que no se oiga el ultimo "crack" cuando te pisen.
Americanas y rojas colonizando cada oscuro rincón de este sucio pub.
.
.
Foto: por Sabrina

No hay comentarios: