miércoles, 31 de diciembre de 2008

Capítulo nueve. Trabajar con Carlos.

- ¿A qué te refieres con imposible? - creo que se podía notar la ansiedad en mi voz.
- Pues la verdad es que... - empezó a hablar muy bajito, pero al levantar la vista se calló por complento.
Me giré y vi llegar a Lorena y a Carlos charlando.
- Luego hablamos - me dijo en un susurro.
- Yo no volveré hasta el lunes - contesté en el mismo tono de voz.
- Entonces el lunes tendrás tu respuesta, te buscaré por todo el edificio si hace falta -
Después de decirme esto me acarició el hombro como para compensarme por la intriga que me había dejado clavada para todo el fin de semana.
- Hola Marién - Carlos me estrechó entre sus brazos, me soltó y se giró - ¡Lorenzo! ¡Muchachote! ¿Cómo llevas el último encargo? - estrechó la mano de Lorenzo con sus dos manos y se rieron.
- Bien Carlos, les he estado enseñando algunas ideas, aunque están en servilletas aun - dijo, con los ojos fijos en el suelo y la mano detrás de la cabeza.
- No te preocupes hombre, hablaré con Ana y le diré que estás ya trabajando en ello, que te dé todos los materiales que necesites y te aconseje las veinticuatro horas -
- Creo que no puedo quejarme - dijo regalándole a Carlos una pícara sonrisa.
- ¡Ay! ¡Estos chicos! Que se pierden por una cara bonita... - dijo soltando una carcajada al aire.
- Sigo prefiriéndote a ti, Lorena - dijo Lorenzo mientras le daba un beso en la mano.
- Sí... eso decís todos... - suspiró con una enorme sonrisa e hizo una reverencia - si me disculpáis, tengo que irme, me esperan montañas de papeles que no podrían vivir sin mí -
Le despedimos con un abrazo cada uno.
En ese momento escuché una voz femenina llamando a Lorenzo al otro lado del pasillo.
Cuando miré vi a una chica joven, morena, con el pelo recogido desenfadadamente en un moño y sujeto con un lápiz. Era alta y estilizada, pero no pude distinguir claramente sus rasgos en la distancia, aunque me resultaba familiar.
- El deber me llama - Lorenzo se despidió de nosotros y fue rápidamente a su encuentro.
- Es Ana - me dijo Carlos - seguramente empiecen ya con los decorados - me explicó - A propósito de esto, te enviaré un mail esta misma tarde para decirte los puntos clave de la próxima obra, porque ya sabes que debes participar, haremos una especie de juego de rol, te asignaremos algunos personajes y debes involucrarlos en la historia tal y como lo estamos haciendo nosotros con los demás ¿Qué te parece? -
- Que espero que me ayudéis mucho - dije entre broma y súplica.
- No te preocupes, no será tan complicado como crees - dijo mientras me pasaba el brazo por encima de los hombros.
Me sonrojé, pero supe controlar la situación.
Pidió un café solo, en vaso y con hielos a pesar de estar en mitad del invierno, pero es cierto que en aquella sala hacía calor (de hecho para mí cada vez hacía más calor).
- ¿Me disculpas un momento? - el móvil de Carlos estaba sonando.
- Claro...-
Noté como su mano se deslizaba por mis hombros mientras él se alejaba.
Mientras hablaba, su gesto era serio pero no grave, seguramente sería una charla de trabajo o tal vez algo familiar, hice mil conjeturas en un tiempo sin él que se me antojó eterno.
Me apoyé en el respaldo de la silla, que era bastante cómoda y miré durante un rato a los alógenos del techo, como hipnotizada.
Volví a sentir esa sensación, la misma que había tenido durante toda la semana, de estar pensando en todo y a la vez en nada, parecía que aun todas mis dudas y mis temores no habían conseguido encontrar una forma concreta y parecía que no existían. Sin embargo algo había ahí que me hacía desconectar de la realidad.
Toda aquella atmósfera tan efusiva, abrazos para saludarse y despedirse... no me estaba costando acostumbrarme, pero sabía que sí me costaría que todo aquello saliese de mí. Yo estaba más acostumbrada a saludos con la mano a lo lejos o asentimientos de cabeza de soslayo al cruzar por los pasillos del trabajo o por la escalera con los vecinos... no había tanto cariño en mi vida desde que fui muy pequeña.
De cualquier manera era muy agradable.
Estaba inmersa en mis pensamientos cuando Carlos volvió.
- Era Luis, estaba histérico porque había perdido no sé qué documentos de la obra y tenía que hacer unos permisos... qué sé yo... - parecía contrariado - él sabe que no entiendo de estas cosas, debería llamar a Lorena antes que a mí en estos casos - esta vez hablaba sólamente para él mismo.
- Ah... -
- Perdona - rió - a veces me dedico a opinar conmigo mismo, siempre me doy la razón y me quedo mucho más tranquilo -
- Bueno ya... va siendo hora de comer, debería volver a casa -
- ¿Ya te quieres escapar de mí, Marién? -
Me miró a los ojos con esa picardía que sólo él sabía tener, esa que te hacía saber que estabas pensando mal, pero acertando.
- Ja, ja, ja, no es eso, es que tengo que ultimar detalles de mi traslado - le mentí, quería escaparme.
- Ya.. claro.. - dijo mirando el reloj - oooh! ¡Qué tarde es! - hizo un gesto de desmayo dramatizando la situación - No hay quien se lo crea - me guiño un ojo y continuó - pero por ahora te dejaré escapar, aunque pronto estaremos tanto tiempo juntos que vas a conseguir saberte de memoria hasta cuantos pelos tengo en la cabeza -
Sonreí.
Me levanté, nos dimos un cortés abrazo y me dispuse a marcharme.
Oí un grito a mi espalda.
- La habitación de arriba ¿Eh? Siempre fue mi favorita -

viernes, 26 de diciembre de 2008

Capítulo ocho. Los veteranos.

Mi cara era una mezcla de perplejidad y horror absolutos ¿Qué les había pasado? ¡Era horrible! Parecían marionetas rotas.
Lorena sacudió la cabeza y me dijo tristemente:
- Vamos al comedor a tomarnos algo y te explico todo esto -
Pedí un refresco y ella me acompañó con un café, nos sentamos en una de las mesas más apartadas de todo el comedor.
Me miró fijamente antes de comenzar.
- Esto es lo único que detesto de todo lo que hacemos - esperó mi reacción, pero como no fui capaz de articular palabra, ella continuó - nosotros captamos a jóvenes promesas, a personas en las que vemos un don especial para todo esto... - agachó la cabeza - pero el mundo del espectáculo es duro y desagradecido -
No tenía ni idea de por donde intentaba llevar la conversación.
- Muchos de estos chicos, eran almas puras y llenas de ilusión - me miró - como tú. Pero en algún momento de esta vorágine de actos y galas y fiesta se perdieron... - miró distraída hacia el infinito - drogas... amores tormentosos... celos... alcohol... al final de cada semana o de cada gala se hacen fiestas y casi todos los veteranos son invitados a festejar el resultado frente a los profesores... - paró unos segundos, sorbió un trago de café - y lo que has visto... son las consecuencias -.
- Están... ¿Drogados? -
- Drogados, cansados, dormidos, resacosos... sí, un poco de todo. Claro que... - su gesto se dulcificó - siempre tenemos a algunos que se mantienen libres de toda esta historia -
- Ah ¿Sí? y.. ¿Quiénes son? - mis ojos brillaban de curiosidad.
- Los veteranos en los que tenemos depositada más responsabilidad no son convidados a las fiestas, necesitamos que estén siempre lúcidos y puedan darnos lo mejor de ellos mismos - calló un momento mientras fruncía el ceño - deberían estar por aquí... aunque seguramente hayan salido a pasear o estén trabajando en algo nuevo - rió - con ellos nunca se sabe -.
- Y... ¿La asistencia a las fiestas es obligatoria? -
- Ja, ja, ja - rió despreocupadamente - mujer, no tengas miedo. Son fiestas como otras cualquiera, donde se ríe, se debate y se comparten charlas, realmente son muy entretenidas, depende de lo que tú quieras hacer cuando estés allí - guiñó un ojo.
- ¡Lorena! -
Casi me caigo de la silla de la impresión que me dió aquel grito.
Me giré y vi como se acercaba un muchacho moreno y robusto corriendo hacia nosotras.
Una vez que llegó a nuestra altura, abrazó a Lorena como si la vida le fuese en ello. Automáticamente pensé en que sería su novio o... tal vez fuese su hermano y llevara mucho tiempo sin verla. La verdad es que no sabía descifrar el sentimiento concreto que me inspiraba aquel abrazo tan efusivo.
Después de unas cuantas miradas cómplices y unas sonrisas cálidas parecieron darse cuenta de que yo seguía allí.
- Marién, perdona que no te haya presentado, este es Lorenzo -
El chico se levantó y me dio dos fuertes besos en las mejillas. Le pidió un refresco al camarero llamándole por el nombre de pila y trajo una silla para unirse a la conversación.
- Lorenzo es uno de nuestros alumnos aventajados de arte - me dijo en un susurro al oído - es realmente maravilloso -.
Cuando le trajeron el refresco se puso a parlotear animadamente sobre lo que había estado haciendo por la mañana. Nos enseñó fotos que traía en su cámara y nos dijo que haría diseños similares a lo que había fotografiado para la próxima obra.
Hizo unos cuantos bocetos a lápiz en las servilletas muy entusiasmado y la verdad es que eran verdaderas obras de arte.
Se acercó el recepcionista del hotel y le pidió a Lorena que le acompañase, al parecer tenía una llamada importante.
Me quedé sola con Lorenzo.
Vi como sus ojos corrían tras Lorena con un brillo cristalino que denotaba que sentía algo más que mero aprecio por ella.
Pareció darse cuenta de mi interpretación.
Nos miramos y nos sonreímos nerviosamente sin saber bien qué decir. No sé que pasaría por su cabeza, pero yo sólo podía pensar en el espectáculo que había visto en la sala de baile, pero no sabía si mi pregunta podría molestarle.
- Bueno... y... ¿Qué te parece nuestro humilde hogar? - preguntó tratando de iniciar una conversación amistosa.
- Pues... bien... es... bonito - mostré una tímida sonrisa - Lorena me lo ha estado enseñando todo -
- ¿Todo? - dijo con énfasis.
- Sí -
Ese "sí" pretendía dar pie a una explicación por su parte, era algo así como un "lo he visto todo" y pareció funcionar a la perfección.
- Entonces supongo que ya habrás visto a mis... compañeros... en sus mejores momentos - se carcajeó. Vió que mi cara tenía cualquier tipo de gesto menos uno divertido y continuó - Supongo que al principio siempre impresiona cuando lo ves, pero acabas acostumbrándote, cuando empiece la semana verás como la impresión es totalmente distinta -
- Y tú no... -
- No, yo no voy a las fiestas - me cortó - una vez me invitaron a una y acabé tan borracho que a penas me acuerdo de nada, pero amanecí dos días después, habiendo pasado ese tiempo tal y como les ves a ellos - tomó un sorbo - esa semana no pude hacer nada y la obra se retrasó un tiempo, desde entonces no me han vuelto a invitar a ninguna fiesta... y la verdad es que lo agradezco -
- ¿Por qué? - pregunté con mucha curiosidad.
- Porque no me gustaría volver a pasar ni siquiera dos minutos así otra vez -
- Pero... Lorena me dijo que... son fiestas normales, todo depende de lo que quieras o no quieras hacer -
- Uhm... no es tan... sencillo como parece -
Mis ojos brillaron (aquello era tan emocionante) y le hice un gesto con la mano como para que continuara.
- Allí ¿Cómo decirlo? No tienes voluntad -
- ¿A qué te refieres? -
- Es imposible decirles que no -

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Capítulo siete. Un nuevo hogar.

Me desperté de un salto, con tanta fuerza que pasé de estar tumbada a estar de rodillas sobre la cama.
Había sido un sueño. Muy real, pero un sueño.
Me sentía cansada, tal vez por haberme despertado de una manera tan brusca o por todo lo que había pasado la noche anterior.
Cuando conseguí tranquilizarme del todo me levanté y puse a calentar agua para hacerme un té. En un par de horas tendría que ir a terminar mi última semana trabajando como teleoperadora para que no me descontaran parte del sueldo por irme sin la debida antelación.
No tenía ni una pizca de ganas.
Durante todo el día estuve distraída pensando en todo y en nada. Empecé a moverme por pura rutina, el trabajo, la casa, la cena... iba de un lado a otro sintiéndome en otro sitio diferente, pero ni siquiera sabía cual.
Salí el viernes siguiente del trabajo, pensando en que ya no había vuelta atrás.
Cenaba mientras veía algo en la tele cuando me llamaron por teléfono.
- ¿Hola? -
- Hola, Marién - era una voz conocida, muy conocida - ¿Sabes quién soy?
- ¿Lorena? -
- Sí - rió - verás, hemos tenido algunas bajas entre los veteranos, así que te llamaba para decirte si podrías pasarte mañana para elegir la habitación que tendrás mientras estemos en esta ciudad. - hizo una pequeña pausa - Ya teníamos una para ti, pero como ahora hay vacantes, pues hemos preferido que vengas y elijas la que más te... como decirlo...¿Inspire?-
- Me encantará - mi voz sonaba llena de ilusión.
- ¡Perfecto! Me reuniré contigo a eso de las once de la mañana en la plaza mayor y te guiaré -
- Bueno... si tú quieres sí, pero puedes darme indicaciones e iré sola... -
- Es - titubeó - difícil de encontrar. Además ¿Quién te lo podría enseñar mejor que yo? - dijo animadamente.
- De acuerdo entonces, allí nos veremos -
- Hasta mañana -
Empecé a imaginar cómo sería abandonar toda mi vida hasta ahora. Llamé a mi madre para darle la noticia ahora que ya sabía que era inevitable mi marcha.
Me reprendió por no haber avisado antes y no haber compartido con ella mis últimos días antes de irme, pero le dije que aun estaríamos algún tiempo en la ciudad y que podría quedar con ella el domingo y contarle todo. Pareció quedarse más a gusto.
Después de hablar con mi madre me quedé más tranquila, pero aun así me costó dormirme, miraba el reloj de vez en cuando y habían pasado a lo sumo diez o veinte minutos... calculo que tardé unas tres horas en quedarme dormida, pero cuando quise darme cuenta, estaba sonando el despertador.
No quería hacer esperar a Lorena.
A las once menos cinco allí estaba yo, en la plaza mayor, como un reloj.
Distinguí rápidamente a Lorena de entre la gente, ni que decir tiene que era imposible no verla. Con esa maravillosa melena dorada, que resplandecía bajo el sol invernal y esa pequeña figura de perfectas proporciones. Llevaba un abrigo rojo.
Se acercó a mí a paso rápido con una sonrisa en su sonrojada cara (en su caso, por el frío).
- ¡Hola Marién! Ven - me asió del brazo - vamos rápido, que hace un frio que pela.
Asentí con una sonrisa.
Callejeamos durante un rato, hasta que llegamos a un pequeño hostal en una calle cortada. Me pareció un tanto... como decirlo con delicadeza... abandonado, pero cuando crucé las puertas vi que estaba muy equivocada.
- No nos gusta llamar la atención - me dijo con un guiño. - Hoy sólo estarás tú de todos los nuevos, hasta el lunes los veteranos son los únicos que ocupan el hotel - me explicó.
- Será perfecto, así podré conocerlos -
- Bueno... - se le borró la sonrisa y ladeó un poco la cabeza - conocerlos... no sé, pero si que podrás verlos -
¿Qué habría querido decir? Me nacieron rasgos de profunda curiosidad en la cara que Lorena ignoró por completo volviendo a sacar su magnífica sonrisa para decir:
- ¿Lista para elegir habitación? -
Mientras subíamos a las plantas de arriba íbamos cuchicheando como dos amigas, qué iba a poner en la habitación, si me gustaría tener cortinas nuevas, si me gustaría tener cerca a guapos compañeros... reíamos como dos adolescentes.
Tras muchos paseos decidí quedarme con una de las habitaciones de la planta de arriba, tenía una ventana enorme que daba a un patio trasero (que la verdad, no era muy digno de ver) pero al menos tenía más cerca el cielo.
Las paredes eran de un amarillo muy claro y le daba un aspecto acogedor y amplio, se respiraba tranquilidad. Tal vez demasiada para ser un hotel, supuestamente, lleno de gente.
- Lorena... - me fijé en sus gestos según iba formulando la pregunta - ¿Dónde está todo el mundo?
Ella bajó la vista e intentó reunir alguna explicación a mi pregunta, yo no sabía a qué venía tanto misterio.
- Supongo que estarán en las salas de reunión, en el comedor o en las salas de ensayo - dijo despreocupadamente - como pueden descansar el fin de semana pues... aprovechan para charlar y relajarse -
- ¿Podrías llevarme a verles? - vi un gesto extraño en su cara - bueno... a conocer las instalaciones... -
Suspiró.
- De acuerdo... vamos -
Me enseñó las salas de reuniones, el comedor e incluso me llevó a la cocina a conocer a los empleados, estuve hablando un rato con ellos sobre mis peculiaridades a la hora de comer o desayunar y ellos apuntaron mis gustos amablemente.
Mi sorpresa fue cuando llegué a una de las salas de ensayo, la de baile concretamente y me encontré un montón de cuerpos esbeltos, que parecían tallados por artesanos, tirados por el suelo, medio muertos.

martes, 23 de diciembre de 2008

Capítulo seis. Charlas a media noche.

Antes de que pudiera darme cuenta ya estábamos subiendo las escaleras hacia mi piso. Iba pensando en si tendría tal o cual cosa tirada por en medio y me moría de vergüenza.
No hablábamos, pero notaba su tenue presencia a mi espalda.
Saqué las llaves para abrir la puerta y tuve que ayudarme de ambas manos para hacerlo puesto que una sola, por los nervios, se negaba a colaborar.
Pasamos y le invité a sentarse en el sofá.
- ¿Quieres algo? - le ofrecí.
- Me gustaría... ver tu habitación ¿Puedo? -
- Ehm... - dudé - claro, es... la segunda puerta a la derecha -
- Gracias, Marién -
Le indiqué el camino y yo me dirigí al cuarto de baño.
Me miré en el espejo. Aun estaba maquillada y peinada para la gran cena. Me pasé un algodón con desmaquillante por la cara y luego me la lavé con agua muy fría.
Me deshice la coleta... me lavé los dientes... por amor de Dios ¿Qué es lo que quería? ¿Por qué había querido subir a mi casa?
Intentaba llevar la situación lo más tranquilamente posible, pero las preguntas se agolpaban en mi cabeza sin piedad.
Respiré hondo.
Suspiré.
No estaba segura de tener fuerza suficiente como para abrir la puerta y dirigirme hacia mi habitación, no sabía que podía encontrarme. Me senté en el suelo y me dije a mí misma que, pasara lo que pasara, yo tenía el control.
No sabría como definirlo, pero cuando estábamos en una misma sala, notaba como él podía leer directamente en mi mente, mis pensamientos, me sentía vulnerable e invadida. Aun así no era una sensación desagradable, sólo dulcemente comprometedora.
Abrí la puerta lentamente para intentar llegar hasta mi cuarto sin hacer ruido y así ver qué era lo que estaba haciendo.
Me sorprendí al verle ojeando mis borradores.
Levantó la vista y clavó sus ojos en los míos.
- Esto es muy bueno - dijo con un hilo de voz.
- Gracias - contesté apoyándome en el marco de la puerta.
Le miré mientras leía. Parecía concentrado y maravillado a la vez, incluso apuntaba cosas al márgen con un lápiz.
- ¿Por qué has tachado esta frase? - me dijo haciendo una mueca - me parece maravillosa.
- ¿Cual? -
"Algún día te rescataré, te rescataré del tiempo y la tristeza"
- Es una antigua promesa que... bueno - miré al suelo - nunca se llegó a cumplir. A veces - proseguí - la escribo por inercia, una y mil veces, mientras intento inspirar algo distinto a mis manos.
Cogió unos cuantos folios y se tumbó en mi cama.
- Acuéstate conmigo - dijo dando unas palmaditas en la mitad derecha de mi cama.
- De... acuerdo -
Cuando estuve tumbada a su lado me dio los folios y me hizo una petición.
- Lee para mí -
Leí durante horas alimentado su tierna sonrisa que a cada palabra parecía más amplia.
Justo cuando terminé el último poema, se incorporó y se sentó apoyándose en la pared.
- Ha sido una noche maravillosa -
- Me alegra que te haya gustado - en ese momento me alegré de que fuese tarde y la luz de la luna no pudiera desvelar mi sonrojo.
- Ahora he de irme, las clases empezarán pronto y tengo que ir hasta mi casa a recoger todo el material - se levantó y se puso los zapatos - tú descansa, necesitaremos esa mente despierta cuando te incorpores la semana que viene - sonrió.
- Vaya... no sabía que te irías tan pronto -
- Nos veremos antes de lo que crees -
Me dio un beso en la frente y mientras andaba hacia la puerta por el pasillo dijo en un tono más alto.
- Creo que pronto podré conocer esta casa como la palma de mi mano -
Soltó una carcajada.
Toda la noche había sido muy extraña, parecía que había vivido una vida entera en tan sólo unas horas y ni siquiera sabía cómo debía sentirme.
Carlos tenía una belleza extraña e inusual, parecía capaz de fundirse con una persona en cualquier momento.
Me acordé del primer día de la entrevista con Lorena y cómo ella supo hacer que me tranquilizase con tan sólo unas palabras, como si supiese lo que sentía, como si supiese transmitirme algo que me hiciese cambiar.
Carlos también lo conseguía, estando a su lado el tiempo dejaba de pasar y parecía que podía multiplicar la duración de los segundos, sin que ello llevase a tener la sensación de que las veladas se hacían eternas y pesadas.
Oí cerrarse la puerta de entrada y me hundí en las sábanas (que aun conservaban rastros de su caro perfume). Me pesaban los párpados y... lentamente sucumbí al sueño.
Entonces le vi entrar por la puerta.
Se quitó la chaqueta y la tiró al suelo, apoyó sus rodillas en el borde de mi cama mientras se aflojaba la corbata negra de seda y fue apoyando su cuerpo contra el mío.
En ese momento levantó la cabeza y sus ojos eran pasionales y fieros. Me miró y respiré profundamente, como si fuera a sumergirme en una piscina, él respondió sacudiendo la cabeza y cuando volvió a mirarme sus ojos habían vuelto a la normalidad.
Se acercó lentamente.
Noté su cálido aliento en mi oreja cuando dijo:
- No, a ti no puedo hacerte esto -

domingo, 21 de diciembre de 2008

Capítulo cinco. Los niños prodigio.

Carlos me ofreció una silla a su lado y me senté sin mediar palabra. Iba a contestar a su presentación con un "igualmente", pero estaba demasiado sorprendida como para ser capaz de decir nada.
Me sentía un tanto fuera de lugar.
Algunos estaban terminando sus postres y el camarero nos ofreció la opción de tomar un chupito del licor de la casa o tomar una infusión. Decidí pedir una tila, ante la mirada divertida de algunos de los comensales.
- Ahora mismo se lo traigo, señorita - dijo cortesmente el camarero.
Se hizo un silencio incómodo entre los presentes. Entre los novatos había miradas cómplices y sonrisitas, que suponía habían surgido de comentarios durante la cena.
Fueron los profesores los que empezaron a hablar.
Se empezaron a presentar uno por uno.
Ana era la profesora de arte, Félix el profesor de canto, Luis el profesor de literatura y Carla y Gonzalo eran los profesores de baile.
Carlos se dio por presentado, estaba más atento a las reacciones de los comensales que a tener en cuenta que sólo la mitad de la gente allí sentada le habían oído presentarse.
Luis sacó algo del bolsillo.
- Marién, me he permitido imprimir algunos de tus textos, los que más me gustaron y querría que nos leyeses alguno para amenizar la velada -
- Yo... bueno... -
- Que no te de vergüenza - dijo Lorena - estos serán tus compañeros durante mucho tiempo. Cuanto antes mejor ¿No? - sonrió.
Empecé a leer.
Al principio casi perdí el sentido del equilibrio. Notaba como la sangre abandonaba mi cuerpo para subir a mi cara a toda velocidad y cubrí mi rostro con el papel.
- Ve bajando las manos lentamente - me dijo Carlos en un susurro.
Poco a poco fui haciéndole caso.
Mas o menos en el décimo verso fui capaz de levantar la vista y vi sus expresiones. Intuía que algunos estaban emocionados, aunque sus rostros seguían estando enteros y altivos.
Los nuevos alumnos no prestaban mucha atención, pero pude ver muchos ojos brillantes entre la alta esfera de la escuela.
Eso me hizo sentirme mucho más segura de mí misma y pude darle más énfasis al poema, hasta que a mí misma se me erizó la piel.
Cuando terminé, incluso las mesas cercanas aplaudieron.
Agradecí asintiendo levemente y bajé la mirada al suelo.
- Me ha encantado, Marién - dijo Lorena poniéndose la mano en el pecho - creo que tu primera labor con nosotros será participar en los diálogos de la obra que estrenaremos proximamente, quedan tres meses ¿Crees que serás capaz? -
La proposición me pilló de sorpresa ¿Sólo tres meses?
- Yo.. estoy dispuesta ¡Claro! Haré todo lo que pueda... -
- No te preocupes - dijo Carlos - tenemos casi la mitad de la obra ya adelantada, en un mes, con tu ayuda, Luis y yo ya estaremos preparados para enseñársela a los demás -.
- Así sea, me encantará participar - concluí.
En ese momento entre los profesores se empezó a comentar cómo sería la obra y se les dijo al resto de los nuevos alumnos los papeles secundarios que tendrían que prepararse (por supuesto, los papeles principales eran para los más veteranos) y todos parecieron ansiosos por obtener a su personaje lo antes posible.
Yo les miraba sin empaparme demasiado de la conversación mientras pensaba en si sería capaz de llevar a cabo una tarea tan compleja. Al menos contaba con la ayuda de dos maestros.
Se hizo tarde y ya era hora de marchar a casa, yo me entretuve contestando una llamada de mi madre dentro del restaurante, fuera hacía un frío glacial.
Cuando fui a salir, vi a Carlos esperándome.
- Te acompaño a tu coche, a estas horas no es seguro que ande una chica sola por estas calles - dijo abriéndome la puerta.
- Muchas gracias - dije con una leve sonrisa - me alivia tener a alguien que me acompañe - admití.
Caminamos juntos y en silencio. Mi sorpresa llegó unos metros más arriba.
Ni siquiera me había fijado pero había aparcado en la salida de un parking y mi coche estaría ahora en posesión de la grúa municipal.
- Te acercaré a casa -
- No te preocupes, cogeré un taxi, no estoy lejos de casa... -
- Más a mi favor entonces - me cortó Carlos - ahora ya no puedes negarte a mi ofrecimiento -
- De verdad... no hace falta... cojo un búho y... en veinte minutos estoy allí - dije, intentando disimular mi timidez.
- Insisto - dijo tajante cogiéndome del brazo y llevándome calle abajo.
Una vez que entramos en su coche no pude disimular mi curiosidad y tuve que preguntarle.
- Tengo... curiosidad... - empecé a decir, aunque no sabía como expresar bien lo que quería preguntarle - sois... muy jóvenes para ser ya... maestros y... -
Carlos se empezó a reir.
Miré fijamente a mis rodillas temiendo haber dicho alguna estupidez.
- Es una historia un tanto increíble, pero me alegra que me hayas preguntado lo que todo el mundo piensa y nadie dice... - me miró risueño - somos niños prodigio.
- Hombre... sois jóvenes, pero tanto como niños... -
Ahora Carlos estalló en carcajadas.
- No me refiero a eso - dijo entre risas - nosotros nos fuimos conociendo en concursos de talentos cuando éramos pequeños, somos de varios países distintos, aunque todos europeos, con el paso del tiempo decidimos hacer algo a nuestra manera, así que tratamos de mantener el contacto durante años y... bueno, cuando vimos el momento, lo aprovechamos - explicó con una sonrisa aun en los labios - así nació Imaginarte.
Me miró a los ojos, divertido.
- Curiosa historia - le devolví la sonrisa.
Después de unos segundos me di cuenta de que le estaba mirando como una tonta. Al quitar la vista de su rostro me di cuenta de que habíamos llegado a mi casa.
- Bueno... ya hemos llegado, aparca donde puedas que vivo aquí al lado -
Paramos y me desabroché el cinturón de seguridad.
Abrí la puerta y oí su voz a mi espalda.
- ¿Puedo subir? -

viernes, 19 de diciembre de 2008

Capítulo cuatro. Unos jefes especiales.

Abrí la bandeja de correo y encontré una agradable sorpresa, había pillado a Lorena en una reunión con los jefes y procedían a leer para darme un veredicto.
Aun estando en mi casa, tan lejos de ellos, me puse muy nerviosa, llegué incluso a ruborizarme ¡Qué estúpida! Si no podían verme...
Pasarno un par de horas que se me antojaron interminables, cuando recibí una llamada desde un número oculto. Al oír la voz, tuve claro que era Lorena.
- ¿Sí? -
- ¡Marién! ¡Mis felicitaciones! Los jefes acaban de dar el visto bueno a tu incorporación. Quieren verte a más tardar la próxima semana para ultimar los detalles del contrato y luego ya sólo te quedará hacer la maleta - parecía que estaba muy... ¿Contenta?.
- Vaya... muchas gracias. Estaré encantada de ir. ¿Qué día sería? -
- Pues...mmm - se oyó como tecleaba en el ordenador - ¡Bien! ¿Te viene bien el jueves a eso de las ... 9 de la noche? -
¿Hacían entrevistas de trabajo tan tarde?
- Es una cena de encuentro con las nuevas adquisiciones - explicó.
Esta mujer era asombrosamente intuitiva.
- Ah, siendo así, de acuerdo, estaré encantada -
- Muy bien, ahora te mandaré un mail con la dirección exacta de la calle y.. espero que te lo pases bien y te guste el ambiente que ofrecemos - sus palabras fueron amables y reconfortantes.
- Muchas gracias por todo -
- A ti, Marién -
Después de recibir su mail me puse a rebuscar en mi armario algo que fuese perfecto para ir a la cena sin desentonar demasiado. Optaría por... un vestido negro con unos zapatos planos... era lo mejor para ir elegante pero sin llamar la atención.
Le pedí el coche a mi madre para parecer más independiente y porque no tenía claro si se demoraría demasiado la cena.
Cuando iba por mitad de camino me encontré encerrada en un tremendo atasco, maldije una y mil veces mi mala suerte y me culpé por no haber ido en transporte público, tal vez así hubiera llegado a la hora. ¿Qué iban a pensar de mí?
Cuando, tras cincuenta minutos de retraso, conseguí llegar y aparcar, intenté tranquilizarme.
Respiré hondo unas cuentas veces mientras me repetía que no había sido culpa mía.
Me miré en el espejo retrovisor y ensayé una sonrisa.
Salí del coche y apresuré el paso hacia la entrada del restaurante. Vi como un chico hacía lo mismo desde el lado opuesto de la calle.
Coincidimos en la puerta.
- ¿Vienes a la cena? - me preguntó.
Le examiné, iba también vestido en tonos oscuros, supongo que en la cabeza de muchos aspirantes se pasó la misma idea que en la mía.
- Sí - dije aliviada por no entrar sola.
- Nunca te había visto antes... -
- Claro, somos "los nuevos" - dije con una sonrisa pícara.
Asintió, sonrió y me acompañó dentro.
Cruzamos algunas palabras mientras buscábamos la mesa.
Me sorprendí cuando ví a varios jóvenes acomodando sus bártulos en la mesa a la que nos dirigíamos, al parecer muchos llegábamos tarde.
Al estar cerca, vi a éstos levantar la vista y dirigir una mirada cómplice a mi acompañante.
- Vaya, Carlos, llegas unos minutos más tarde que de costumbre -
¿Ya se conocían? Tal vez fuesen juntos a la entrevista, eran todos muy jóvenes, contarían como mucho veinticinco años, tenían además una belleza inmaculada, poco convencional.
- Sí...y traigo conmigo a una aspirante rezagada -
- Bienvenida Marién - distinguí esa voz. Era Lorena que estaba acomodando su abrigo en el respaldo de la silla - parece que llegas a la misma hora que los "altos cargos" - esto último lo dijo entre risas.
¿Ellos eran los jefes? ¿Los profesores? ¡Pero si eran unos críos!
Mientras examinaba la situación y cada uno de sus rostros me di cuenta de que, si no fuera porque estaban de pie, no hubiera sido capaz de distinguir a los aspirantes de los formadores de la compañía.
Cada vez que me paraba en alguna pareja de aspiarante y profesor y buscaba las diferencias mi cara de perplejidad era mayor ¡Incluso algunos parecían más jóvenes que yo!
Miré a Carlos. Nuestros ojos se cruzaron y en su cara se dibujó una sonrisa pícara, se acercó a mi oído y me susurró con socarronería:
- Soy Carlos, tu profesor de teatro, encantado -

jueves, 18 de diciembre de 2008

Capítulo tres. La compañía Imaginarte.

Hacía un frío polar aquel miércoles por la mañana.
Esperaba en la parada del autobús y a punto estuve de volver a casa para acurrucarme tímidamente entre las sábanas y seguir durmiendo por siempre y siempre jamás...
El autobús cortó mis ensoñaciones recordándome que era hora de cogerlo, ahora o nunca, con el próximo llegaría tarde.
El conductor me miró con cara de pocos amigos al ver que no era demasiado mañosa para sacar el abono de la cartera.
Me senté en mi sitio de siempre, atrás del todo a la derecha y pegué la cabeza al cristal dispuesta a echar una cabezadita hasta llegar a mi destino, pero estaba tan nerviosa que me fue imposible.
Tras una media hora de trayecto, sin mayor altercado que algunos pequeños tramos de retención, llegué a mi parada.
Busqué el edificio IFOL y lo encontré tras cruzar un par de calles. Se erguía blanco y magestuoso entre todos esos edificios vulgares y grises. Me infundió, en cierto modo, respeto. Me sentía muy pequeña, minúscula, ante tal gigante de hormigón.
Tragué saliva y me dispuse a entrar.
Una vez allí, un joven me atendió en la recepción, parecía un tanto somnoliento y distraído, pero imaginé que tal vez hubiera salido la noche anterior.
- Hola ¿Puedo ayudarle en algo? - me dijo con aspecto de no interesarse demasiado.
- Ehm.. sí, vengo a hacer una entrevista para Imaginarte -.
En ese momento pareció reaccionar y abrió los ojos como plantos.
- Sí, sí, claro, ehm... espera un momentito - se puso a mirar papeles y más papeles, a cotejar unos datos en el ordenador - vaya a la sala de reuniones tres, por favor - me dijo con una amplia sonrisa.
- De acuerdo -
Mientras me marchaba, me dije a mí misma que era un tanto raro lo que estaba pasando... pero tal vez el muchacho trabajase a comisión...
En esa misma planta, al fina del pasillo, estaba la sala tres. Pensé que habría más personas esperando, pero no había nadie.
Abrió la puerta una chica preciosa, contaría los veintitantos años, rubia, con el pelo muy largo, facciones cálidas y redondeadas, ojos verdes y cuerpo pequeño y modelado.
Me miró.
- Puedes pasar - me dijo, esbozando una sonrisa
Entré un poco acobardada, si ella veía aquella belleza cada mañana en el espejo, dudaba que yo pudiera impresionarla.
- Hola Marién, me alegra ver que al final decidieras venir - sus ojos parecieron brillar al decir estas palabras, sabía que acababa de impresionarme ¿Cómo podía saber que era yo?
- Hola ¿Lorena? ¿Cómo sabías que...? Bueno... es igual... sí, al final he decidido que me interesaba lo que me ofrecíais y... ver si tenía madera para esto -
- De acuerdo ¿Has traído algo para enseñarme? Algún texto... tal vez una poesía - dijo, eludiendo totalmente la cuestión de cómo sabía que yo era Marién.
- Pues... la verdad es que no pensé... -
- Tranquila - me cortó - ahora que veo que de verdad estás interesada, te dejaré mi correo electrónico para que tu me mandes algo y así puedan verlo los directores de la compañía, pero ya te adelanto que, seguramente, seas una de nuestras nuevas incorporaciones - me dijo, risueña, guiñándome un ojo.
Hizo una llamada y salió de la sala.
La verdad es que pensé que siendo tan bonita sería mucho más arrogante y elitista, pero daba la sensación de ser cercana y tierna. Agradecía un trato así y más sabiendo que estaba tremendamente nerviosa por dar un paso tan difícil.
Tenía dudas de si era la única en esta ciudad que se les unía o... ¿Seríamos muchos? ¿Tendría mi propia habitación? Sé que eran dudas sin importancia, pero.. iba a ser mi nuevo hogar durante a saber cuánto tiempo.
- Bien, Marién, he hablado con mis superiores y me han dicho, que estarán encantados de que nos mandes algunas de tus obras para leerlas y, si les gusta, tendrás una segunda entrevista con ellos -
¿Segunda entrevista? ¿Tendría que pasar por esto otra vez?
- No te preocupes, son muy agradables - me dijo, como si leyese mi pensamiento.
Sonrió.
- Muy bien, ningun problema, apuntaré tu dirección y esta misma tarde escogeré los mejores y te los mandaré -
Me entregó una tarjeta en la que sólo ponía su nombre de pila y su dirección e-mail.
Me dio un apretón de manos que se me antojó más fuerte que de costumbre, me regaló una gran sonrisa y me dijo que esperaba que nos viésemos pronto.
- Ha sido un placer, Marién -
- También para mí -
Llegué a mi casa casi volando en una nube. No sólo por haber terminado ya ese mal trago de ir a una entrevista, si no porque parecía que había salido muy bien.
Quedaban ahora las pequeñas gestiones, avisar en el trabajo de que pretendía irme, con la antelación correspondiente y buscar entre mis archivos lo mejor que tenía para intentar impresionarles.
Lo envié.
Antes de que pasaran cinco minutos, tenía la respuesta de Lorena en la bandeja de entrada.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Capítulo dos. Sugerencias en el periódico.

Estaba en mi rutina de intentar pluriempleame cuando ví algo que me sorprendió en el periódico. Estaba en la sección de ofertas de trabajo un anuncio señalado que tenía algo que me hipnotizaba.
Buscaban jóvenes, del sexo que fuera, para unirse a una comunidad de espectáculos ambulante. Imaginé que sería algo así como un circo o tal vez obras de teatro de bajo presupuesto para niños o mayores. Me daba igual.
En principio no pedían que los aspirantes tuvieran demasiada experiencia, porque decía el anuncio, que formaban a las nuevas incorporaciones a manera de la escuela, para que así cualquiera pudiese interpretar cualquier papel llevando el sello de quienes les habían formado.
Me pareció interesante y llamé.
Me contestó una chica, supuse que joven, con voz melodiosa y embelesadora.
- Compañía Imaginarte ¿Dígame? -
- Ehm.. Hola... llamaba para informarme de una oferta de trabajo que vi en el periódico.. -
- ¡Por supuesto! - me interrumpió - le haré unas preguntas para tener el perfil en nuestros archivos... - se oyó un movimiento de papeles - perfecto ¿Podría decirme su nombre? -
- Marién -
- ¿Edad? -
- Veintitrés años -
- ¿Ocupación? -
- Mmmm - dudé entre en paro, empleada a tiempo parcial, perdedora... - pues ahora mismo estoy empleada a tiempo parcial como... como teleoperadora... pero estoy buscando algo que me llene más.. - intenté explicarme.
- Perfecto Marién, buscamos gente que desee algo nuevo - dijo alegremente - ¿Habilidades?
- ¿Perdón? - no entendí muy bien a qué se refería.
- Pues, eso, habilidades ¿Qué sabes hacer? ¿Sabes cantar? ¿Bailar? ¿Actuar? -
- Ahm... bueno pues, soy escritora, bueno... lo hago desde hace años - esperaba que no me pidiese algún premio de literatura - también escribo poesía así que... podría componer canciones... y actuar... bueno... si me enseñasen... yo...-
- Siempre que no tengas miedo al fracaso ni al público ja, ja, ja - rió despreocupadamente - bueno, por ahora parece que das un buen perfil, Marién, pero tendrás que venir a hacer una entrevista personal ¿Habría algún problema? -
- Ninguno, estaré encantada -
- Por cierto, tengo que avisarte, que, si eres seleccionada, en principio no tendrías sueldo -
- ¿Có-como?
- Sí, verás, a nuestros participantes noveles no les pagamos, digamos que compensamos el servicio que hacen para nosotros con las clases y la manutención, ten en cuenta, Marién, que viajarías con nosotros por todo el mundo a gastos pagados... y, bueno, tal vez, si siguieras con nosotros más años... entonces podríamos hablar de un buen sueldo.
- Entiendo... - ya estaba viendo venir un buen timo - ¿Tendré que desembolsar algún dinero para empezar?.
- No, no, para nada - dijo con voz.. como decirlo ¿Dolida? - de todas formas mira, las entrevistas personales serán la semana que viene, el miércoles, en el Edificio IFOL, a las once de la mañana... preséntate allí si te interesa y hablamos ¿De acuerdo? -
- De acuerdo, muchas gracias... -
- Lorena -
- Muchas gracias Lorena -
- Hasta entonces... Marién -.
No acababa de convencerme la idea, pero... el caso es que era una aventura. Yo nunca había vivido algo así y tampoco quería que se me hiciese demasiado tarde como para que el cuerpo no pudiera aguantar algo así.
Tenía unos cinco días para pensarlo, para ver si de verdad me atrevía a vivir algo tan intenso ¡Dios mío! Conocer el mundo y ¡No sólo eso! Conocerlo con gente joven que además tenía talentos artísticos de los que podría aprender... tal vez en algún país nos hiciéramos famosos y pudiéramos conseguir allí una buena vida. Además de que, por fin, podría tomar clases de algo a la vez que conseguía experiencia... tal vez fueran unos profesionales conocidos, quizá saliese de allí siendo una gran estrella. Era una gran oportunidad. ¿Por qué no intentarlo?
Al menos esto me permitía soñar de nuevo y si me iba mal pues... siempre podría volver aquí y seguir esta maldita rutina que me estaba matando los sueños. Esperaba con toda mi alma que ese momento no llegase jamás, quise pensar que si me cogían, sería porque realmente valdría para ello ¿No? Entonces... tal vez no llegaría el día en que tuviese que retornar a este agujero.
Al contrario de lo que cabía pensar, cada día que pasaba me hacía tener más ganas de intentarlo, cada noche me acostaba soñando con luces blancas impresionantemente grandes, telones de terciopelo rojo, aplausos... incluso cuando era realista y me imaginaba velas casi gastadas, telones de tela vieja... seguían estando los aplausos y... para mí era suficiente. Quería vivir esto. Era magia aunque fuese decadente.
Así que ese martes por la noche puse el despertador a las nueve de la mañana para poder llegar a tiempo, aunque eso significase faltar al trabajo.
No sabía entonces que aquel nimio gesto cambiaría el resto de mi vida.

martes, 16 de diciembre de 2008

Capítulo uno. ¿Realidad? Miseria

Me habían despedido de mi último trabajo basura. Estaba empleada por una ett como teleoperadora para una campaña temporal.
Ese era el resquicio final de una vida laboral que siempre había ido de capa caída.
Tenía tantas ganas de salir de mi casa que en cuanto encontré un trabajo medianamente rentable me aferré a él y escapé a un piso compartido. En aquel momento no me importaba demasiado que fueran desconocidos, quería tener mi espacio, mi intimidad, mi libertad, sin horas de llegada ni límites a la hora de gastar mi tiempo libre.
Al principio el sueño parecía no ser completo del todo y las discusiones medraban mi capacidad de seguir deseando una vida sosegada, así que, seguí trabajando y ahorrando durante meses para poder alquilar a mi nombre un piso y buscar a mis propias compañeras.
Iba de trabajo en trabajo, bueno, de trabajo basura en trabajo basura, y, cuando me quedaba en paro, daba clases o cuidaba a niños o.. en los peores casos.. vendía alguna posesión que tuviera algún mínimo valor. Incluso llegué a vender algo que hubiera podido cogerles a alguna de mis compañeras... siempre intentando que no se dieran cuenta o que fuera algo que no usaban demasiado (requería un seguimiento intensivo).
Al menos tenía mi afición siempre conmigo, me encantaba escribir y recitar.
Cuando daba clases a los niños, les infundía el amor por la lectura y les animaba a llevar diarios en los que pudieran describir su día a día y expulsar sus frustraciones y sus deseos y... bueno, todas esas cosas que quería para mí. A ellos no les hacía mucha gracia, pero les encantaba que les contase historias, que les leyese.
Les daba un poquito de mí.
Cuando estaba a solas en mi habitación escribía miles de historias, poemas, reflexiones... La gente leía todo aquello y me decían que valía para eso, que no lo dejase nunca y, la verdad, es que no podría aunque quisiera.
Ante sus ideas de que podría vivir de ello... en fin... escepticismo, era una escritora sin dinero ni mecenas y por mucho que intentase ahorrar, era o triunfar o comer... y mi naturaleza humana ponía claras las prioridades.
Aun así frecuentemente soñaba con encontrar un buen trabajo en el que cobrase mucho y trabajase poco, o al menos,que se equilibrase lo uno con lo otro, pero... sin acabar mis estudios ni tener titulación de nada en especial... veía dificil conseguir tal meta.
Iba viviendo el día a día con lo que me iba saliendo y dichosos eran los meses en los que estaba pluriempleada y podía consentirme con algún caprichito.
Al menos siempre me quedaba coger un libro e irme a parque a leer mientras el frío me ponía rojas las orejas o coger el periódico y simular llamar a todos esos trabajos maravillosos pensando que podría ser que me cogieran. Era buenísima simulando conversaciones y entrevistas convincentes hasta el extremo... quizá pudiera ganarme la vida como actriz... si me lo ofrecieran, sin duda lo intentaría.
No tenía demasiado desarrollado el sentido de la vergüenza y menos cuando podía sacarme de la cuneta apretujada y sobrepoblada donde vivía.
Eran tantas las cosas que creía que podría hacer... si me lo propusiese, si fuese valiente, siempre es lo mismo.
Por ahora tocaba buscar otro trabajo de escuchar gritos e insultos por teléfono de nueve a dos y de cinco a nueve. Ya casi me había conseguido quedar sorda por voluntad propia.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Mientras mentías

Yo tenía frecuentemente un sueño. Era el mismo todas las noches, soñaba, que alguien, por una vez, me amaba sinceramente.
Siempre rogué que no me tomaran por la niña tonta que parezco pero, creo que ningún tipo de Dios escuchó mis plegarias.
Quise dejar la puerta entreabierta, lo suficiente como para dejar una luz de esperanza, pero no tanto como para que entrar llegase a ser fácil, pensando que, tal vez así, la curiosidad y el mínimo acceso llamarían la atención de alguien, pero estaba equivocada.
Y... se me han acabado las opciones a utilizar, si estando cerrada es demasiado dificil, abierta demasiado facil y con medias tintas no se llega a ninguna parte.
Salí a buscar.
Me senté a esperar.
Me dejé la garganta llamando.
Y se me congelaron los oídos de tanto escuchar.

Y ahora ¿Qué?

"Ayer me dijiste que tu me querías... pero todo fue mentira... ayer tu dijiste que tu me querías... pero todo fue mentira... ayer tu heriste la vida mía... y que grande fue la herida"

martes, 9 de diciembre de 2008

El capo.

La ciudad estaba volviéndose peligrosa esos días.
Parecía que en alguna parte había quedado un cabo suelto. Cosa impensable en aquellos momentos en que emergían cada vez mas oponentes.
En la sociedad de hoy el respeto era un arma en desuso, no se podía competir con esas mafias extranjeras sin escrúpulos, que no tenían otra cosa que peones baratos y totalmente prescindibles, más que componentes parecían meras cifras.
Nosotros tomábamos whisky en el bar de siempre, pero hablábamos menos que nunca.
Nos mirábamos unos a otros mientras descartábamos culpables. Por más desconfiados que seamos, no nos gusta mirar con recelo a un "hermano".
La gente hablaba de mi como "El Capo". Era su manera de hacerme justicia al modelo clásico, aunque lejos estábamos ya de la Italia de los años 30. Aun así me honraba. Me gustaba ver que veían en mí los valores tradicionales.
Nada que pudiese pensarse hace décadas.
Me pidieron que hiciese un movimiento más en el tablero. Yo tenía armas de las que ellos carecían y, tal vez eso, nos diera cierta ventaja en estos momentos.
Tuve que hacer algunas llamadas y armarme de valor.
Todo apuntaba a unos marroquíes que vendían drogas a menores (algo impensable entre nosotros, no son hombres para conducir, entonces no son hombres para consumir).
Sabíamos de qué manera podríamos, al menos, asomar la patita por la puerta, para ver qué se cocía en la cocina de nuestros nuevos vecinos.
Y allí estaba yo, una fría noche de diciembre, con un viento tan helado que era capaz, casi, de arañarme la cara.
Llegaba el momento.
Abrió la puerta un hombre de unos cuarenta años, con cara de pocos amigos que, cuando me vió, hizo una mueca entre divertida y placentera.
Levanté la vista y el sombrero dejó ver unos labios rojos, unos rizos rubios, un abrigo estrecho y al final, unos astutos zapatos de tacón.
Les faltaba ver el arma letal que viajaba bajo la falda... nada que ellos pudiesen, ni imaginar...

lunes, 8 de diciembre de 2008


Y si no soy capaz de amar... dime ¿De qué vale la pena morir?

domingo, 7 de diciembre de 2008

Todos son Álvaro

Álvaro es Él. Por eso todos son Álvaro.
Pero ¿Quién es?
Es indeciso, puede ser cualquiera.
Pero entonces ¿Sabes cómo es?
Sí, por supuesto. Es apasionado y delirante. Inteligene y misterioso. Es noche y día. Es un círculo. Completo.
Ya... yo preguntaba ¿Es alto, es bajo?
A veces de todo, pero sí es muy guapo. Tiene unas facciones cuidadosamente dibujadas. Suena como a música si ríe a carcajadas.
Dime ¿Que te gusta? ¿Acaso son sus ojos? ¿Es su sonrisa?
Es como sabe sorprenderme en cada cita.
¿Acaso eso es verdad? ¡Oh! ¿Cómo os conocistéis?
Fue una noche en mi cama, hacia las seis.
Estábamos mirándonos, casi dormidos, él trataba de engañarme, yo de defenderme y ninguno pudimos.
Y desde entonces... dime ¿Qué ocurría?
Pude abrazarle en aquel tejado mientras moría.
Álvaro trataba de escapar del mundo entero, pero siempre encontraba mi nombre en ese agujero y desde entonces, ya somos uno, por eso Álvaro son todos o ninguno.
¿Ha muerto? ¿Y como estás?
Álvaro renace cada noche en madrugada.
¿Pero qué es lo que dices? ¿Acaso revivió?
Álvaro vive por mí ¿Acaso no estoy yo?
No acabo de entenderlo... dime ¿Donde está?
No lo se exactamente, pronto llegará.
¡Qué nervios! ¿Cuando llega?
¿Tú crees que importa eso? No importan las maneras, si sabes que eso que está llegando es lo que esperas.
Pero ¿No estás nerviosa? Si es que tanto le quieres...
¿Cómo estar nerviosa y sé tan bien quién es? Es un poco de mí, un trozo de mi alma, y sé que cuando llegué no habrá otra cosa igual.
Por eso mientras tanto, sigo haciendo mis planes, vivo cada noche con sus sueños y disfraces. Y mientras, imagino, como será al llegar. Si llevará la misma ropa ¿Me abrazará?
Sé que es principio y fin. Piel de marfil y alma de lobo. Sé que vive rodeado del mundo y está solo. Sé que en algún momento nos tendremos que encontrar. Sé que somos piezas de este puzzle a terminar.
Cómo me gustaría...encontrar algo así.
¿Acaso no lo tienes ya? ¡Esto es el fin! Álvaro lleva conmigo desde que nací.
¡Qué suerte tienes! ¡Has encontrado amor!
Porque cuando empecé a creer en que existía... Álvaro nació.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Todas esas bocas

Hoy me gustaría abrir un paréntesis. Uno totalmente anónimo. En él podría perder mi nombre y mi edad, mi pasado y me ayudaría a descubrir quien soy realmente.
Me ayudaría a conocerme, a formar mi imagen a base de impulsos y olores, como si fuera una pantera encerrada en la selva buscando el barrote falso por el cual salir.
Y les veo. Solos. Indefensos. Y me gustaría besar todas esas bocas, recorrer con mis dedos todos esos cuerpos y dormir, entre férreos y moldeados brazos. Cada noche, unos distintos, con una fragancia mutable en distintas sábanas.
Si no tuviera... que... darle explicaciones a nadie. Nada podría pararme. Nada.
¡Esos malditos lazos culpables! Se atan como sogas en mis miembros, en mi cuello.
Me retuerzo en la cama de ganas de salir de mí, de probar, de conocer, de rozar todos esos cuerpos mojados en lujuria y pecado. ¡Sí! ¿Por qué no? Dime hasta cuando seré bella y jóven para que me utilicen, para que se prenden de mis ojos, de mi tersa piel.
Si me quedan los días contados para ejercer de musa.
De amante de fin de semana.
De muñeca de porcelana.
Dime qué sería de mí si tu boca me besara. Todos los que fueron tú. Ellos... y su extraña belleza. Sus ojos brillantes, sus manos juguetonas y cada una de esas sonrisas de niños malos... son demasiados.
Soy minoría.
¿Y si me rindiera? Lo estoy deseando.

sábado, 15 de noviembre de 2008

El problema

Noches como hoy me pregunto cual es el problema. Por qué otros sí y yo no a tantísimas preguntas ¿Qué es lo que me falta? ¿Qué es lo que hago mal? Paso los días buscando soluciones y haga lo que haga siempre hay problemas.
He pensado que, quizá, no esté hecha para este mundo. Tal vez, me equivoqué.
No se puede vivir de un corazón que tiene que latir y además ser compartido. Serán demasiadas cosas... qué sé yo.
No sé qué es lo básico, en qué me excedo, no sé como se hace para conseguir que alguien te ame durante algo más de tres minutos. ¡Qué demonios! No sé como conseguir que alguien me ame.
Tal vez sea porque ni siquiera sé lo que significa.
Tal vez no haya amado nunca. Tal vez me pase la vida amando.
No me sirve ya eso de ser una mujer abnegada, ni resignada... tampoco me sirve ser comprensiva, ser amiga... tampoco me sirve ser un espíritu libre, una aventurera... nada de eso sirve. Siempre quedo fuera.
Ellos me dicen que soy maravillosa. Incluso cuando ya no estoy. Mi recuerdo es mejor persona que yo o, al menos, se lleva más laureles.
Mientras, yo, me sigo yendo a la cama sola todas las noches, triste y preguntándome siempre lo mismo ¿Qué será eso que tengo o que no tengo que me hace estar como estoy?
Simplemente soy. Y no soy como quieren.



"...por ser simple por fuera y complicado por dentro, todas mis novias cortaron conmigo, solo me encuentro...

jueves, 13 de noviembre de 2008

Sácame

Y el grito se tornó súplica, por favor, sácame de aquí.
Al menos cuéntame cómo se vive ahí fuera... cómo... cómo es el aire bajo un cielo azul. Dime, dime si luce el sol esta mañana, si existen ventanas sin persianas.
Prométeme que hay algo más que esto en esta vida. Si no mejor al menos diferente. Dame la experanza de, aunque sea, distintos sufrimientos. Eso me bastaría para luchar un poco más.
Yo tampoco sé por qué te pido esto. Pero es una súplica, atiéndela y pregúntame después, cuando pueda ser algo más que sangre y sollozos, algo más que dolor y angustia.
Sácame de esta cárcel de lágrimas y soledad. De barrotes que queman como el hielo en mi piel de hilo, en mis ojos de nácar.
Líbrame de la asfixia, del sufrimiento. Líbrame de una vida de vacío y desesperanza.
Indefensión aprendida. Sigo siendo poco más que una rata en un laberinto. Pruebas y más pruebas, ensayos, descargas... pero sé que no hay salida.
No hay salida.
La perfección de una sonrisa es INSUFICIENTE.
Se me acaban los motivos absurdos para descansar, para soñar, para volar. Se me está cargando la sangre de puro plomo.
Mis gritos son cada vez más bajos, aun son susurros y pronto no serán ni siquiera audibles. Moriran en un llanto silencioso de tez de porcelana. Que nunca dice nada. Unos ojos presos de una tez inexpresiva, muerta. Explotando por dentro.
Sálvame de esto.
O no quedará otra muñeca a estrenar en Navidad. Ni más villancicos. La vida hecha añicos.

martes, 11 de noviembre de 2008

(En)cárgame

Siento la necesidad de volver a ser juglar en guerra abierta. Cantar las gestas pendientes cuando todos son enemigos de todos. Que la sangre firme en estos cuentos.
Todo por mi pueblo, por esos aldeanos que claman mi nombre por los rincones, a voz en grito.
Vuelvo con mi flauta y mis cascabeles en los zapatos (de tacón, por supuesto)
Oculto mi rostro tras velos negros (si me saben viuda, no preguntarán)
Vaya fantasías ¿No? en este mundo cruelmente simple, donde ya no queda nada de lo que antes nos hacía soñar.
El amor ya es sólo una sustancia química, los Reyes son los Padres, la envidia está siempre y poco trabajada, amén de la fidelidad que es, lo menos, un chiste.
Algunos nos quedamos perdidos en alguna época entre "el retrato de Dorian Gray" y "mientras la ciudad duerme". Yo, cada noche, me enamoro de alguno de esos "héroes" de mis "cuentos". Y es que su lenguaje de caballeros sinvergüenzas educados hasta el extremo es el mayor afrodisíaco para mi cuerpo. Sonrisas dulzonas y embriagadoras. Trajes de chaqueta y muecas desenfadadas.
Como me gustaría dormir entre sus sábanas.
Una noche con coñac y velas, recibiendo el trato que recibe un ave salvaje... no necesito un trato entre alfileres, como si fuese a romperme, soy fiera y necesito trato tal o hibernaré.
Al menos sé que podré cantar mis propias aventuras y creerlas durante un momento... o pasarme la vida cantando ¿Por qué no?
Lo haré si me lo pides, me pasaré la vida cantando(te).

domingo, 9 de noviembre de 2008

Negro

Tratar de olvidar que una vez hubo luz en esta carcel, en este infierno de hielo y paredes opacas, en esta tumba sin sol y sin seda. Sin nadie a mi vera.
Desearía poder vivir como un robot, no, ya no es la pasión quien me levanta insomnio, no es el amor quien me castiga el pecho, necesito simplemente no sentir para aguantar tal castigo. Tal es el castigo de la misma vida.
Ser como el humo para unos pulmones heridos. Como un golpe de alcohol más en un hígado desvalido, sentirte en tu propio cuerpo, en tu propia casa, un ser non grato. Sobrar.
Y la maldita alma lejos de callarse aun quiere seguir soñando.
Los ojos aun se cierran para meditar. Pensar, que tal vez mañana, que tal vez ahí fuera, haya un puente que lleve lejos de este país gris por un camino de baldosas amarillas.
Salgo a la calle y todo sigue siendo gris.
Pobre Sol que intenta alumbrar tanto como puede y lejos de cegarme ni me da calor.
Y aun pese a eso, pese a la piel inmune a quemaduras y viento cortante, aun me duele el corazón. Aun despierto cada mañana entre jirones de esperanza que sé que no volverán a dejar que siga entera, que cada hora cae un grano de arena en ese reloj sin fondo.
Se pierde.



...y si al menos me forrasen de latón el pecho, de plástico el alma...

lunes, 20 de octubre de 2008

Las tres armas, los tres dedos

Caí.
Como caen las hojas en otoño. Caí en la ilusión perdida, en el error de novata. La gente no cambia. Todos lo decían.
Y yo sigo pensando en ese amor de noches y copas, con regusto barato y mañanero. Y pienso que puede extenderse durante semanas y meses, dejándote preso de algún tipo de efecto secundario.
La vida sigue.
Son dos días, sí, pero muy largos. Y cuando vuelvas la vista a lo que fue quedándo atrás, verás que te has dejado premios irrecuperables.
El tiempo ha pasado, y todas las oportunidades que con él se fueron, no volverán.
Si los demás supieran lo que yo sé, verían tu rostro con ojos distintos.
No puedo decirte que lo siento, la verdad. No lo siento.
No puedo decirte que te echaré de menos, porque seguramente no sea así.
Rutina que muere es alma perdida, desorientada. Nada más.
Llorar por orgullo vistiéndolo de amor es casi casi un asesinato.
Conócete a ti mismo. No llores por ti, Narciso, gritando que es por ella.






...Amores son odios, luego, indiferencia...

sábado, 18 de octubre de 2008

Como siempre fuiste

Aquí estoy llorando una vez más, llorando porque la rabia no me cabe dentro del cuerpo, y soy demasiado pasiva como para gritar.
Lloro en silencio. Como tantas otras veces. Como todas esas veces en que me hiciste sentir algo sucio, algo inapropiado. Cuando me hiciste sentir un complemento.
Nada más.
Me pasé la vida cuidando un frutal que hasta hoy no me ha dado más que palos.
Tal vez me equivoqué de semilla.
Esta vez, todo es un final, no el final de nuestra historia. No. Es un final mucho más profundo.
Esta vez no tengo miedo.
Esta vez sé que por mucho que no lo creas vas a perder.
En todo este tiempo yo he hecho una vida, pasito a pasito, susurro a susurro, herida a herida... y he conseguido llegar al corazón de muchas personas.
Primero he intentado conocer la guerra para después posicionarme.
He intentado siempre hacerte un hueco en mi mundo, para enseñarte por qué es tan maravilloso, tan mágico, por qué los que están en él merecen cada uno de mis besos, de mis abrazos, mi tiempo y mi alma... pero tú... tú prefieres intentar llevártelo a acomodarte en el huequito que te intenté hacer.
Toqué sus corazones y les dí un poquito del mío.
Por eso están conmigo, por eso duermen cogidos de mi mano.



Como reza la canción "estoy jodiendo vidas porque lo quiero todo". Que aquel genio que lo dijo, descanse en paz.

jueves, 16 de octubre de 2008

Homicidio

La cordura escrita en mi cuerpo tiene una línea muy fina. Una redacción demasiado delicada.
El papel es delgado, de arroz, con un leve suspiro, puede llegar a romperse. Y estás mandando tormentas tropicales.
Piensa que el día menos pensado se abrirá esta caja de Pandora y con ella tus más escondidos secretos. Sigue forzando la máquina y cual rebelión ludita se creará el caos.
Me haces plantearme día a día el cómo hacerte daño. Yo, yo que pensé que siempre te querría.

Lo veo, veo todo lo que estás haciendo, esa farsa que intentas mantener, y que ni a base de barniz llegará a brillar nunca. ¿A quién crees que engañas? ¿A ella? ¿A ti? Que se lo pregunten a vuestros ojos cuando lloran, que se lo pregunten a vuestras bocas mientras gritáis.
Es muy fácil sonreir para una foto.
Son dos segundos.

Medita bien todo lo que estás haciendo... yo... yo no soy un corderito así lo parezca. Yo soy un pequeño saquito rosa lleno de rabia contenida, con una melena larga y rubia y unos preciosos ojos verdes.





A veces me pregunto... una y otra vez... ¿Un jurado me condenaría?

miércoles, 15 de octubre de 2008

Novedades y Olvidos

El escaparate tiene una luz especial. Sí, maravillosa.
Todo allí merece ser llevado a casa, acunado si fuera menester.
Pasas horas y horas mirando, días y días pasando cerca para, de reojo, volver a sentir que está un poco más cerca de tus manos.
Piensas ¿Cómo será? ¿Cómo funcionará?
Ahorras, inviertes tu tiempo en hacer todo lo posible por responder a esas preguntas.
Y un día simplemente, o lo compras, o se va del escaparate.
Entonces... lo olvidas.
Nada queda ya de aquella mágica atracción, parece ser que no era tan importante ¿No? Quizá el mes que viene traigan cosas nuevas... me han hablado de otra tienda en que....
Y así llega el olvido.
Y se lleva TODO con él.
Si igualamos escaparate a mundo y si igualamos objeto a persona... ¿Cambia algo? Algunos ilusos dirán que sí, pero nah, nada más lejos de la realidad.
Toda la vida luchando por dejar de ser objeto, es una lucha en vano, los ojos son compradores compulsivos y no hay nada social que pueda cambiar un rasgo tan genético.

viernes, 10 de octubre de 2008

Ser los mejores

Ser los mejores. Sí. Al precio que sea.
Mi sonrisa es mejor que la tuya, que la suya, más brillante que la de todos vosotros.
En esta guerra mi pelotón es el más preparado (cayó en primera línea, que Dios guarde sus almas).
Yo TENGO que ser mejor. ¿Por qué? Porque me siento superior. Me siento... por encima. Yo soy la ÉLITE.
Sé que a veces estoy entre vosotros y puede parecer que me mezclo con la gente, ya sabéis, el populacho. Pero para nada, simplemente me relajo entre mis inferiores, pero yo no soy de ellos. Nadie puede compararse a mí.
¿Crees que tus allegados te quieren? Já. Ellos no son nadie. Es un amor barato, de mercadillo, todos ellos son piezas de cartón y plástico, nada que yo quisiera tener.
Nada.
Porque yo soy superior a todo eso. No necesito a nadie.


El precio a pagar por ser MEJOR a veces es demasiado caro, es mejor que sepas hasta donde quieres ascender, por si te ahogas sin oxígeno, por si pierdes el conocimiento y no puedes mover las alas... y te caes... y abajo no hay nadie para sujetarte ¿Entiendes?

viernes, 3 de octubre de 2008

Se acaba

Todo tiene un fin. El vacío.
Todo. El cambio. El torbellino.

Te pasas la vida pensando en si quizá fue mejor así, piensas en por qué confiaste, en por qué quisiste intentarlo y toda tu cabeza se llena de preguntas que nada ni nadie puede solucionar.

¡Te avisé! Dijo el instinto. ¡Te lo dije! Nada de esto puede funcionar, cada día es una nueva lucha conmigo misma, cada día es una guerra y a saber qué parte ganará.

Volvemos al principio. Las chicas de oro, ahora sólo quedamos dos.
Volvemos a no tener a qué agarrarnos, la ilusión es anónima y está ocupada (¿No?)

Y sólo pasa por mi cabeza la idea de qué hice mal. Qué es eso tan horrible que tengo.
Luego me consuelo ¡Bah! Serán las circunstancias.

Así duermo bien.
Sin nadie a mi lado.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Misterio

Cuelga su capa sobre el humo de un cigarro. De lejos, se oyen los tacones.
Camina firme, de rostro afilado y tez rosada, cabello dorado... toda una dama.

Él mira directamente a sus ojos, está seguro, el suelo se hizo para sostenerle a él, únicamente a él. Y lo sabía.

No osaron dar nombres ¡Nunca! Por qué poner límites verbales a algo tan mágico, tan animal. Debes saber que conoceré siempre tus gruñidos, tus gemidos, tus alientos... no vale la pena ponerte un collar, siempre has sido fiera.

Dos besos de presentación es escusa para olerse, para intuirse, para dejar que se roce la piel tan suavemente... suavemente me mata... suavemente.
Delirio obsesivo.

Párteme en dos si es que te atreves. Valiente. (Valiente).

La piel de las rodillas se quema en las paredes y caen las envolturas. Vanales.
Fuegos artificiales.

Amenaza con nacer la mañana sobre un par de cuerpos desnudos, sin vida aparente, sin mención de amor, de honor.
Cada lágrima que no se derramó quema, se siente. Pero ellos ni son nada, ni son dos.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Huellas

Jamás pensé ver la marca de la muerte en su piel.
En SU piel, jamás.

Todos ellos miraba y nadie sabía que pasaba tras esa coraza. Nadie. Supongo que es mejor así, nadie debe saber si el guerrero sufre del corazón o de la espalda.
Que no lo vean.

Su semblante ahora marcado y pálido se traduce en fuerza pese a todo.
En valentía.

Quizá siempre pensé que estaría allí, entero e íntegro, sobreviviendo a los castigos y los golpes. A la violencia, a los huracanes si fuese así.
Hoy ví que quizá también es humano... y sangra.

Y puede que lo sepa quien le cree mejor debido a ello.
Quien sabe.
Yo sólo sé que jamás lo hubiese pensado... de ÉL... JAMÁS

domingo, 28 de septiembre de 2008

Fe

He perdido la fe. Ya... ya nada es lo mismo.
Ya no me late el corazón de sobra ni aunque me haga falta.

He sentido escalofríos a lo largo de mi espalda con dos versos en una canción y parece que ya nadie puede competir con ello.

La facilidad con la que ahora se conoce (o se cree conocer) más la ley de oferta/demanda en la que la oferta tiene cada vez más variedad, menos calidad y más cantidad... hace que se pierda lo realmente importante de la vida.

De nada sirve tener ya magníficos secretos. Nadie luchará por descubrirlos.

Y lo peor de todo... supongo... no es estar sólo o que nadie se fije en ti porque no ven tu belleza interior, el problema es cuando tienes a mil personas queriendo estar contigo y SABES que nunca sabrán realmente lo que tienes, lo que eres.

Lo que ERES.

Y la luz se va apagando. Esa pequeña chispita de esperanza de tener un amor de película, de perder el aliento porque alguien sepa lo que quieres antes que tú misma.
O algo así...

Soy y seré esclava eternamente de mis exigencias, pero... creo que no seré capaz, nunca más, de intentar amar a alguien que sólo podría amar un 10% de mí... el otro 90% se sentiría...

...tremendamente SOLO.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Él

Era muy duro amar a alguien como Dorian.

La belleza es un don que lleva consigo una muda maldad.
Admiración sin límites.
Ya le pasó a Narciso, lo bello lleva la muerte tras la espalda, así como el ingenio la lleva de la mano.

Llega, el mundo enmudece y todas las caras alrededor se vuelven borrosas.
Sus ojos son luz cegadora.
Susurros serpenteantes, como un pentagrama de nylon que te ata las manos.

Y cae la consciencia como embriagada.

Si... si me mira... creo que no me importará que algún filo sacado del bolsillo me separe la piel del cuello, ni la ropa del cuerpo. ¡Oh, Dorian!

Ojalá la desesperanza y el vacío que dejas en mí cada vez que te vas y me abandonas, sea una arruga, una cicatriz más en tu afilado rostro... ¡Ojalá, maldito!...


Ojalá...






...vuelvas pronto.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Dos

Quiero que seamos TÚ y YO.
Sin nombre, sin mundo, sin gente alrededor.
Dos. Ni amigos ni familia.
Dos y la entropía.
Dos almas en un cuento, dime ¿Qué tal beso? Te palpo la ilusión en un momento.
Sístole. Mi alma en tus pulmones.
Diástole. Tu mano entre mis piernas.
Dejé el sentimiento, pasión, mil amores... dame tres palabras que son "yo te entiendo".
Las voces, son ruido.
Tú, mi punto de partida.
Te veo en mis ojos, ahora todo incendio tiene una salida.
Las calles nos miran.
Mi niño me mima.

Quiero gritarlo, atravesar el sol, áureo reflejo... Que soñar siendo poco, es todo cuanto tengo.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Sálvame

Sálvame.
Sálvame de todos. De todos aquellos que quieren amar.

Sálvame de todos esos lobos que buscan una imagen celestial.

Quítame pasiones, que este alma ya no aguanta más.
Sus voces me susurran un amor perdido... cada uno es una figura, unos ojos, un lugar.

Siento que hay mil vidas en mí.
¡Sálvame!
Cada una tiene su propio Don Juan.
Al final, me romperé en pedazos y nacerán mil hombres, cada uno con un nombre y un final.

Moriré colina abajo, mar adentro, en pecado y en altar.
Traeré niños al mundo y perderé mi estirpe, de vieja, de joven, de maldad.

La liga, el corsé, la falda, las medias.
Las esposas, la fusta, el cancán.
Tacones, gabardina, carmín rojo.
La bruma, la noche, el despertar.

¡Sálvame! ¡Por Dios! O perderé la esencia.
Me derramaré en cada boca.
He de probar.

¡Sálvame! O me quedaré sola, cuando ya no quede aliento que a otros dar.

Corazón

Se me sale el corazón del pecho, se me rompe y se me escapa.
Se convierte en el guiño que corrompe
Se disuelve entre los grados de las copas.
Huye. Es fugaz.
Un fugitivo, esclavo de las mañanas.
En moteles, sólo es camas, canas
Envidia entre hermanas.
Truhán.
Fiel guerrero,
ascuas que doblan a hombres de acero.
Diamante que rasga armaduras de cuero.
Me lleva presa, sin voluntad
fiel a mi rey, como princesa
desposada apresada por cualquier empresa.
Partimos, entre vidas y entre vinos.
Me susurra ¡Somos LIBRES! al oído
Jugando al bien y al mal, cual dos amigos.






Yo sé a lo que compito... a veces es peor la coartada, que el delito.

martes, 23 de septiembre de 2008

Recuerdos

Recuerdo la primera vez que no te vi, incluso recuerdo cada palabra que no salió de tus labios, así como cuando escuché tu voz en diferido.
Eres una persona dentro de un archivo.
Recuerdo cuando parecía que íbamos juntos a clase, que nos habíamos cruzado en la calle ese fin de semana.
Ibas tan guapo ^^
Recuerdo cuando creí oirte suspirar a mi espalda, respirar en mi nuca, jugar con mi pelo.Todo, como si acabara de pasar en este mismo instante, que nunca llegó.
Y vuelvo a la cama pensando en volver a tocarte, en respirar tu esencia, en cumplir mi deseo, en reir en tus bromas (que siempre son escritas)
Decidir si el recuerdo seguirá intacto, seguirá exacto.
Lo que no recuerdo es el olvidarte, quizá nunca quise intentarlo, quizá es demasiado pronto o demasiado tarde para decir nada.
No hablo del tiempo.
No tengo reloj.


Tic...Sin llegar al final.

Recuerda el recuerdo como sea que quieres y así nunca te defraudará.

Cómo se ama

Hoy te he visto
con los ojos cerrados
en la cama.

He intuído
entre los cerrojos
tu mirada.

He leído
más que tus versos
la paz del alma.

He sentido
por vez primera
cómo se ama.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Suficiente

Haga lo que haga nunca es suficiente.
Soy una inútil, no queda más que hablar.

Universitaria. Veinte años.
Sé de política, de historia, de literatura, de filosofía... Sé resolver los puzzles más difíciles, sé de fotografía, sé reconocer el arte y la magia cuando lo veo, sé amar, se hacer sentir especial a la gente que está a mi alrededor.
Sé empatizar con cada escala social, con cada idea, con cada lágrima.
Sé de sueños. Sé de lealtad y de buenas maneras. Sé hacer reir a un niño.

Pero soy una inútil, porque nadie me dejó nunca hacer nada.
Y ahora es digno reprocharme que no sé hacer lo que nunca me enseñaron a hacer.
No valgo nada porque no hay un porcentaje de sueldo que dar en casa ¿Por qué? Porque era mejor estudiar, ser alguien, aunque eso no sea suficiente.
Soy una inútil.

A veces ni siquiera sé para que estoy aquí. Quizá ese sea el esencial problema.
Quizá debería coger la escoba y dejar los sueños.
Tal vez así sería mucho más fácil.
Matar al genio.
Sacar al hombre.
Y que muera todo lo que quise ser, lo que tengo, no vale nada.

Deep blue

En algunos momentos se me caen las manos. La sonrisa.
Creo que necesito simplemente respirar más fuerte, pero no sé, no me sale.
Sólo un paso fuera de la puerta y el Sol brilla.
La brisa.
La brisa calma mi llagada espalda. Mi fugaz corazón. Mi alma incandescente.
Necesito sentir que de verdad TENGO algo.
Poder negarles la legitimidad a los amores circunstanciales, pensar ¿Dónde está mi alma gemela? Por ella valdría la pena perder el aliento, las piernas si fuera menester.
Sin embargo me contento con abrazos contextuales o relaciones efímeras.
Le guardo lealtad.
A él.
A todos.
Aun sabiendo que pocos lo merecen y que tal vez él, debería pasar a ser uno más de todos.
¿Me siento sola? Tal vez sea eso. Tal vez el tiempo me parece demasiado pesado, demasiada carga en los hombros, demasiado aire sobre la cabeza... la presión ¡Maldita presión!
Mis rodillitas son pequeñas.
Son juguetes de cuerda.
Dedos que se quiebran.
Ya no pueden tocar.

Casi

Estar a un paso del cambio es desconcertante.
Quizá se eche la antigua vida demasiado de menos, tal vez lo último que quieras sea volver.
Supongo que lo más difícil de todo es saber que probablemente luego no haya marcha atras. Tal vez no haya nada peor ¿No? Tal vez sí.
El caso es que envejeces, o maduras, como quieras. Es inevitable.
Me siento confusa.
Aun disfrutaría con pequeñas cosas, con el sonido de los pájaros en las mañanas de primavera.
No quiero tornarme huraña y gruñona con tan poco espacio.
Me rebotarían las quejas en la cara.
No sé.
Ya no soy una adolescente aunque siga pareciéndolo. Soy una mujer encerrada en una niña, soy una niña huyendo de ser mujer.
No creo saber lo que necesito a mi lado, pero sé que no quiero seguir eternamente sola.
Estoy justo en ese momento en que eres mayor para casi todo y muy joven para lo restante.
Tengo demasiado dinero para no apreciarlo y me escasea para tener algo que sea bueno de verdad.




No estoy hecha a mi medida. Lo creo. Y mira que soy pequeñita.
Demasiado buen perfume para cualquier cuello.
Demasiado cara para cualquier bolsillo.
Demasiado elitista para ser de calle.
En la vitrinita.

martes, 9 de septiembre de 2008

De verdad importa

Me resistía a reconocer lo inevitable.
Se me ablandaba lentamente el corazón.
Ese gemelo helado que siempre iba conmigo, que me servía de refrigerio para el whisky.
Ahora... ahora me estaba abandonando, se hacía débil, como mi cuerpo... ahora dejaba el interior del pecho como un bebé en la jungla, blandito y rosa, inservible para la batalla.

En este mundo, se forman guerras en los portales, en los andenes de metro... se ven ocupados repentinamente por enormes tablas de windsurf frías y duras, que arrollan a los pasajeros extraviados, diezman la sobrepoblación.
Salen cuchillas de entre las rosas, punzones de hielo sobre los claveles, nieve que mata de hambre, envidia que mata de frío. Un cachorro rompe una familia, los nuevos vecinos dos matrimonios, y así... el amor caduca, casi tan temprano como la leche, ojito en verano, salmonella (tú lo sabes bien ¿Verdad? Cómo llorabas en mis brazos, ahora abrazas tu tortura)

Y con tantos peligros ocultos, inclasificables, yo estoy perdiendo mi coraza interna, y cada vez estoy más a merced de este mundo de fiestas comerciales, de amores de barra y de cine (es decir, de pocas horas, delirio, mareo y resaca).
Yo nací para amar eternamente.
Lástima que nadie sea eterno y tenga que cambiar de rehén constantemente.
Me encariño con todos.
Ellos... no.

¿Donde está el síndrome de Estocolmo cuando se necesita?

viernes, 5 de septiembre de 2008

Yo quería

Yo quería hacer uno propio... pero las cosas no siempre salen como uno quiere.
Yo quería ser gato, quería ser gato gordo y familiar, tener mi propio cepillo de cerdas de crin de caballo y mi cestita, con un gran lazote negro.
Yo quería volar bajo el agua, con caballitos de mar enredados en el pelo.
Con arena dorada bajo la piel.
Yo quería tener la piel azul como las sirenas. Como los muertos.
Yo quería respirar música.
Yo quería entrar al teatro por la puerta de atrás y salir por la puerta grande, llevándome el telón y la primera fila conmigo.
Quería vender las entradas a mi vida por la voluntad del comprador.
Yo quería tener lo mejor de mi padre.
Yo quería llorar vino para tener a viejetes "cuenta-batallitas" a mi alrededor contándome como fue la guerra y su primer amor.
Yo quería tenerTE a mi lado, pero solo tuve TÉ (que está muy rico)
Yo quería entenderme, quería ver mas allá de las lentes.

Creo que es una lista muy larga para un pasado tan corto.
Querer demasiado, deja un gran vacío.

jueves, 24 de julio de 2008

Triángulo

Todo es cuestión de verlo.
Darte cuenta de que en el plato sólo eres la salsa, la guinda. Un mero complemento.
Que llenas una cama, una alcoba, no un hogar.
Que eres ese "algo" esa "amiga".
Realmente ni eres amiga ni eres nada.

Quizá un poco más de sal en la cocina, quizá un poco más de orégano en la pasta, quizá una sonrisa indecente, un poco de brillo, un poco de purpurina destellando en el escote... nada demasiado imprescindible.
Rechazarás la idea, al principio, claro. Luego ya... tienes dos opciones.
Puedes ser la más digna de las prostitutas o la más desdichada de las Doñas decentes.
Puedes aceptar ser un liguero a contraluz o un adios sin despedidas. Sin abrazos.


llega el invierno y sabes que hace frío
y se marchita a una pies y el alma
decidirás quien sigue y quien se calma
por ahorrarle al ser un desvarío

vivirás soledad en madrugada
emprenderás un viaje hacia el olvido
y cubrirás de llanto aquel camino
que hasta hace poco era cima alcanzada

Bien sabes que no oirás un te quiero
ni cuando alguna mano llame al timbre
ni cuando silbe un viejo zalamero

Desearás que el corazón fuera mimbre
por no pedir que cayese en acero
y así no ardiera al paso por la lumbre


Nadie admirará los versos que hoy escribo, porque nadie queda pendiente en mi cama, porque no hay otro aliento que el mío, porque no hay otro rostro que mi cara.

miércoles, 16 de julio de 2008

Dibujada


Piénsame así, dibujada.
Cuélgame, como un cuadro, en tu pared.
Mírame, sintiendo que no hubieras sido capaz de crear algo como yo con tus propias manos.
Es todo magnificamente imperfecto. Maravillosamente real.
Aquí y allá pequeños detalles le dan color a la imagen.
A la vida.
.
.
Mientras duerma la esperanza en nuestra cama
no habrá ni una verdad a quien temer
volverán a ser los sueños de pastel
para dejar la cruda realidad a las mañanas
.
Mientras cuiden de mis labios tus sonrisas
no caerá un sólo día en el olvido
serán como juguetes para niños
serán como para suicidas las cornisas
.
Cuando caiga en el error de ser perfecta
quiero que tus manos me acaricien
para ver que es tan frágil como dicen
y que sin tus brazos he de sentirme indefensa.
.
.
No le cuentes a nadie que soy tan fuerte. No por ello quiero que otros dejen de intentar cuidarme.

Algo personal


He intentado no hacer de esto algo personal.
No quererte a ti más de lo que quiero a otros.
No me quita el sueño saber que no soy yo quien duerme contigo. Es algo que a día de hoy no me preocupa, entre otras cosas porque aun eres un niño y todas ellas se irán como se fueron tus peluches.
Creo que nadie apreciará tanto como yo que seas aun un niño.
Yo no he sabido vivir nunca del carpe diem, porque el memento mori me impone mucho más respeto. Yo quiero estar orgullosa mañana de lo que hice hoy.
Supongo que me gustaría ser un abuelo batallitas.
O una abuela cocinitas.
Algo así.
Quizá sea que Big Fish cambió mi vida.
Con el tiempo me he dado cuenta de que la esencia nunca cambia, pese a quien le pese y... bueno... al final las peras con las peras y las naranjas con las naranjas. La idea de la macedonia tiene fecha de caducidad ¿Entiendes?
Eres demasiado yo, para acabar con cualquier "ella".
Y... sinceramente, ojalá nunca te pase.
No hay nada peor que verte en SUS ojos como a un extraño.
.
.
.
Piénsalo.

De todos ellos.

Lealtad y honor bajo el mal absoluto (siamo bellissimi) no estando conformes.
Y un buen día haciendo pompas de jabón me junté con una diablilla que me dijo que era de la versión Beta de este mundo y que luchara porque me Ames.
Jugamos a buscar al rey de las cantinas, pasamos por 77 bares y de cada uno nos llevamos 80 trocitos de oro para hacerle un collar a cernunnos.
Llegamos a una amplia plaza llena de leones y flores de lotto a unos 77 metros de Ciudad Real.
R de Lavado era el único killer del momento.
Cris se perdió con Sartre y empezó a volver una vez al año, nada más, para decirnos que, simplemente, no se acordaba, sin saber hasta cuando.
Era todo tan hardcore que sólo podría salir del polvorín.
Me pasé la vida pensando que no tenías escape y no sé cómo un buen día te perdí de vista, será que ya no busco tanto las estrellas o que quizá ya no seas la Super Nova y haya que buscarte mejor.
Mis noches hoy se cuentan entre estrellas negras, anónimos, historías épicas, azucenas, ponys y ska y me parece que conseguí un equilibrio perfecto entre ellas.
Y de vez en cuando me cubre la (ya no) Virgen María con sus estelas.
Digamos que entre hooligans y skinheads anda el juego y que siendo a donde fuere la batalla, sé que muchos de los míos me esperan en valhalla.

lunes, 14 de julio de 2008

Descubiertos

Dicen las malas lenguas que nos han visto.
Que han notado nuestro calor. Bífidas ¡Malditas!
Dicen que Ella ya lo sabe todo.
¿Acaso importa ya?
Nunca he notado la presencia de rivales en mi propio templo. Las musas son fieles, mucho más que tú y... seguramente... mucho más que "ellas". Las otras.
Necesito sentir el calor de la guerra de nuevo, sobretodo si hay algo por lo que luchar.
Necesito que caiga la sangre a borbotones, necesito olvidar mi aliento, expulsar mi alma, para sentirme viva.
He acuñado delicados versos con mis manos a la espera de afilar la espada.
Soy una Mujer con tiempo para todo.
Y se me traspapela la lírica con lo onírico y se me escapan versos mientras sacudo de polvo mi vieja armadura:


En un mundo de sueños sin dolor
yace la luna hambrienta de venganza
se afilan las espigas como lanzas
por no desterrar al rojo por color

Calienta el sol a fuego en la batalla
como si falta hiciera hervir la sangre
como si de victoria hubiese hambre
en las almas de los héroes que no callan

Y se clama a la suerte, al desvarío
se conquistan montañas, prados, rías
mientras se espera el paso de walkirias
para llevar al cielo a los caídos


Ya lo rezaban antes, como lo harán después "Si vis pacem para bellum"
El alma es atemporal.

domingo, 29 de junio de 2008

Partir

Y supo abandonar el lecho dejando la cama embriagada de madrugadas.
Despuntaba el alba y se desdibujaba la pasión en las comisuras de sus labios.
Volvía a ser frío y mentiroso.
Se abrochaba los pantalones con tosquedad y reía a carcajadas internas, le temblaban los pulmones consumidos de pura soberbia.
En sus ojos aun destellaba el dolor de la soledad.
Del vacío.
Era un jinete perdido sin misión ninguna.
Era como esos buscafortunas sin tener donde caerse muerto.
Como esas lozanas buscavidas que se horrorizan cada vez que su nacimiento cumple años. Las arrugas, la vida que llega, las va matando.
Y yo tengo el corazón roto a sotavento.
Me estremezco entre unas sábanas caras y cuidadas y pienso que tal vez valgan más que yo.
Sé que no le echaré de menos.
Sé que es como todos ellos.
Y sé que probablemente merezca tanto que mereceré algo que no existe.
Mientras tanto le veo marchar con su espalda marchita, con su sonrisa ignorante, con su vacío en vida y lamento tanto que no se dé cuenta de todo lo que está dejando olvidado en mi cama... pronto será tarde.
La ilusión de las musas cambiará de nombre.
El calor de mis piernas cambiará de forma, de "forma de hacer".
El latir de mi pecho cambiará de escena, cambiará de rostro, de papel...

Aun así quiero que sepas que echaré de menos que otro sea tú, en vez de serlo tú.

martes, 17 de junio de 2008


Y sé que el fuego colma mis sentidos
que fluye tosco por las venas
que se reducen a brisa las cadenas
el cielo quiebra cada metro por mis gritos

me sube el calor, la piel se rasga
se desborda el estadío del volcán
regresa el pasado, fiel maldad
ni títere, ni cabeza, estoy descalza


Reluce la muerte de cenizas en mi falda
cuando cae la fría sangre en el diván
se oye un requiem por las penas que se van
y una Oda a las almas que se guardan


Cuando convertirte en viento es desafío
la libertad del mismo amor es la condena
conozco a esa gente que muere de pena
por saber que en su sino está el vacío

domingo, 15 de junio de 2008

Y entonces...

Y se me asombra el alma de esperarte.
Yo... yo que pensé que no vendrías nunca más
que se me muere el viento si te vas
con tus ojos de espejo y piel de ante.
.

Yo que pensé en no ponerte más en la vitrina
que no echaba de menos que no estás
y ahora quiero tenerte en mi sofá
y hacer delicias codo a codo en la cocina.
.

Rememoré la fuerza, el ideal
descubrí que necesito verlo arriba
sueño y siento latir el alma, viva
ahora que puede(s) ser real
(mi) Vida.

domingo, 8 de junio de 2008

Sabina

"Me libré de los tontos por ciento del cuento del business
dando clases en una academia de cantos de cisne
con Simón de Cirene hice un tour por el monte calvario
¿Qué harías tú si Adelita se fuera con un comisario?
Frente al cabo de poca esperanza arrié mi bandera,
si me pierdo de vista esperadme en la lista de espera.
Heredé una botella de ron de un clochard moribundo
olvidé la lección a la vuelta de un coma profundo... .
Nunca pude cantar de un tirón...
la canción de las babas del mar, del relámpago en vena
de las lágrimas para llorar cuando valga la pena
de la página encinta en el vientre de un bloc trotamundos
de la gota de tinta en el himno de los iracundos...
...
...
Yo quería escribir la canción más hermosa del mundo"

sábado, 7 de junio de 2008

Veranos en Burgos


Tardes de verano en aquel pequeño pueblo, Rabé de los Escuderos.
Las mil historias que allí se perdieron.
Los amigos, las risas, las estrellas en la era de madrugada.
Fuimos creciendo.
Cada año faltaba uno más de entre tantos.
Cada año llorábamos menos al marcharnos, hasta que ya, simplemente, dio igual.
Atrás quedaron nuestros experimentos de hacer colonias, pintar piedras, hacer "nidos" con la paja que quedaba de cosechar (y estar sin dormir por lo que picaba), hacer carreras de caracoles y saltamontes... ir a las pozas... .
Pero la vida es así. Cada uno sigue su camino.
Cada río se bifurca o quizá, se pierde en el ancho mar.
Sea como fuere no olvidaré las aventuras de uñas rotas, barro en las manos y rodillas peladas... .
Ni cuando aprendí a montar en bici.
Ni a Ascensión.
Ni esa casa enorme que nos ha criado a todos y que VOSOTROS queréis vender. Vergüenza os tendría que dar, materialistas.
Ninguno de vuestros hijos, o mejor, SUS NIETOS (pues suya era) la vendería.
Quizá a vosotros se os hayan olvidado todos esos recuerdos que nosotros NO queremos perder.

miércoles, 4 de junio de 2008

Esa


Y volvieron a corroerme las tinieblas.
Entraron por la raya del ojo y la voz de mi madre colapsando mis sentidos por doquier.
Vuelvo a ser la prostituta de la sombra en las farolas.
Soy para el "Don Juan" la pegatina quitada en la botella.
"Te he dicho mil veces que no... ¡Que no! Maldito ángel"
La naturaleza me recuerda de qué estoy hecha.
Soy una mezcla de azufre, lágrimas y raíz de mandrágora.
Soy el espejo de una modelo.
La sangre de una princesa.
La voz de una sirena.
El arpa de cientos de musas.
Las cuerdas. Los hilos.
Soy esa canción que está en tu cabeza cuando vas a dormir y de la que olvidas constantemente el título.Porque realmente no soy. Sólo estoy.
Siempre.
A veces.
Cuando la noche se come a los pájaros y vomita murciélagos.
Y el agua me sabe a Whisky porque empino la botella con el mismo dolor.
Soy esa dama oscura que NO querrías tener al lado cuando envejezcas.
Con esa con la que coqueteas si el pecado te guía.
Si la lujuria te hace cosquillitas entre las piernas.
Si sientes que hoy será el ÚLTIMO día.
NO soy un mañana.
Soy un ayer.
Lástima que mis relojes (como los tuyos) siempre marquen "medianoche" pasadas...

First place


Regresé a la cruel/cordial realidad
inspiré suavemente las nubes del cielo nublado/azul
estreché los gritos/susurros de este corazón muerto/vivo
y me puse en los piececitos ladrillos/zapatos.
Me lancé sin remedio hacia un montón de cristales/algodón
y transpasé/reboté para llegar al infierno/cielo
y sufrí/disfruté por toda la eternidad.
...
Pese a todo aun quiero ser la primera.

martes, 3 de junio de 2008

Vuelve


Quizá sea la suerte o el destino.
Quizá me estén dando lo que siempre he querido.
Cupido.
Ahora la gata se transformó en cisne.
Sólo porque tú quisiste.
Creo... que vieron lo que me pasaba... vieron que estaba aburrida de simples puzzles y me mandaron el más complicado de los jeroglíficos.
Símbolo del criptograma.
Pentagrama.
Drama.
Dormir con una incógnita en la cama.
Al menos quisiera, que fueras siempre así, que me quedase siempre una arista por conquistar... o tal vez más... .
Sea como fuere y a la espera de volver a chocarme contra el suelo...
... iré llenando el mundo de cosas bonitas para cuando vuelvas.
.
.
.
Foto: tú.

lunes, 2 de junio de 2008

Intuición


A veces los buenos momentos están muy disfrazados. Los malos, también.
Otras veces, recuerdas algo/alguien con rabia o cariño sin saber por qué.
Y es que, la intuición juega el papel de la gran voz en off de este mundo de escenarios y caretas sucias y resquebrajadas.
Y hay "algo" ahí que te dice ¡Salta! o Mejor vete a casa... y casi siempre olvidamos hacerle el caso que merece.
No sabrías decir por qué él es tan especial.
No sabrías por qué decir que aquel no lo era.
Tal vez el presente, la necesidad o la idolatría, pero.... hay algo ahí que te dice que quizá tengan algo que ofrecerte, él y ahora...
Mañana quedarán los recuerdos, algunos dolerán y otros no, pero están ahí porque algún momento, algún instante, algun suspiro... merece ser recordado, merece formar parte de un álbum del presente.
.
.
.
Foto: un hombre quedándose calvo y yo ^^ (hace mucho tiempo de esta foto y ya tendrás menos pelo y yo no lo veré, pero me reiré, como se reirá ella)