domingo, 14 de septiembre de 2008

Deep blue

En algunos momentos se me caen las manos. La sonrisa.
Creo que necesito simplemente respirar más fuerte, pero no sé, no me sale.
Sólo un paso fuera de la puerta y el Sol brilla.
La brisa.
La brisa calma mi llagada espalda. Mi fugaz corazón. Mi alma incandescente.
Necesito sentir que de verdad TENGO algo.
Poder negarles la legitimidad a los amores circunstanciales, pensar ¿Dónde está mi alma gemela? Por ella valdría la pena perder el aliento, las piernas si fuera menester.
Sin embargo me contento con abrazos contextuales o relaciones efímeras.
Le guardo lealtad.
A él.
A todos.
Aun sabiendo que pocos lo merecen y que tal vez él, debería pasar a ser uno más de todos.
¿Me siento sola? Tal vez sea eso. Tal vez el tiempo me parece demasiado pesado, demasiada carga en los hombros, demasiado aire sobre la cabeza... la presión ¡Maldita presión!
Mis rodillitas son pequeñas.
Son juguetes de cuerda.
Dedos que se quiebran.
Ya no pueden tocar.

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