sábado, 7 de junio de 2008

Veranos en Burgos


Tardes de verano en aquel pequeño pueblo, Rabé de los Escuderos.
Las mil historias que allí se perdieron.
Los amigos, las risas, las estrellas en la era de madrugada.
Fuimos creciendo.
Cada año faltaba uno más de entre tantos.
Cada año llorábamos menos al marcharnos, hasta que ya, simplemente, dio igual.
Atrás quedaron nuestros experimentos de hacer colonias, pintar piedras, hacer "nidos" con la paja que quedaba de cosechar (y estar sin dormir por lo que picaba), hacer carreras de caracoles y saltamontes... ir a las pozas... .
Pero la vida es así. Cada uno sigue su camino.
Cada río se bifurca o quizá, se pierde en el ancho mar.
Sea como fuere no olvidaré las aventuras de uñas rotas, barro en las manos y rodillas peladas... .
Ni cuando aprendí a montar en bici.
Ni a Ascensión.
Ni esa casa enorme que nos ha criado a todos y que VOSOTROS queréis vender. Vergüenza os tendría que dar, materialistas.
Ninguno de vuestros hijos, o mejor, SUS NIETOS (pues suya era) la vendería.
Quizá a vosotros se os hayan olvidado todos esos recuerdos que nosotros NO queremos perder.

1 comentario:

novarZ dijo...

Vaya, las casas de pueblo no deberian poder venderse