lunes, 19 de enero de 2009

Días en blanco


Hoy es un día nuevo vestido de bata de estar por casa, calcetines térmicos y demás objetos contemporáneos.
Es el comienzo de la recta final, de este ciclo, se entiende.
Anoche pude darme cuenta de la simplicidad de la distancia, de esa distancia que ha matado tantos "te quiero" y "no te olvidaré".
Me dí cuenta porque pese a todo seguimos llorando juntos.
Y al contrario de lo que pueda parecer, es una de las cosas más maravillosas que jamás me han pasado. No por ser un burdo consuelo por ser mal de muchos, sino porque alguien, en algún momento, es capaz de comprenderte y te lo hace saber sin sabor a tragedia.
Ahora ya sé que puedo marcharme lejos. Que sobreviviremos. Nos encontraremos, como tú dijiste "recíprocamente".

3 comentarios:

Isi G. dijo...

Qué bonito^^

Besotes, Nanah^^

Fidias dijo...

Nunca olvides que, pese a todo, la sensación de distancia depende mucho más del tiempo que del espacio.

Laura. dijo...

Mientras leía he recordado cosas de mi vida. Cosas de mí misma.

La distancia, apesta.
Se mire por donde se mire.

=*