domingo, 17 de mayo de 2009

Ahogándome

Quizá debí tomármelo como un juego, pero no pude.
Tenía las manos agarrando en borde de la piscina, como si me fuese la vida en ello. Estaba cansada de nadar, de jugar y de hacer el gañán dentro del agua.
Respiraba con dificultad, recuperándome.
Fue, en mi tercera exhalación cuando noté sus fuertes manos sobre mis hombros. Me separó del borde y me hundió cuando ni siquiera me había dado tiempo a tomar una bocanada de aire decente.
Cuando toqué el fondo con los dedos de los pies abrí los ojos, intentado conservar en mis pulmones el más leve rastro de oxígeno como si fuera de oro.
Allí le vi, con su cara burlona, como si mi asfixia fuese algo de lo que carcajearse.
En el otro lado de la piscina vi a Rubén, que venía nadando hacia mí, mientras otro par de compañeros de juegos intentaban sujetarle por los brazos.
Me acerqué al bufón que me hundió y le insulté entre burbujas. La rabia cegaba toda porción de razón que pudiera decirme que no me estaba oyendo.
Seguí acercándome hasta que le tuve a escasos centrímetros y, con la poca fuerza que tenía le golpeé la cara. La impotencia frenaba mis brazos, pero ya no sentía la falta de aire.
Conseguí salir, pensando en si, tal vez, mi respuesta había sido demasiado exagerada, pero las lágrimas que se mezclaban con el agua y el cloro me decían que no. Que no había sido gracioso, ni una broma.
No obtuve disculpa, ni la quería.
En aquel infierno azul obligatorio, cualquier cosa hubiera estado bien, menos sus sonrisas.
Rubén vino y me abrazó con fuerza. Supongo que vio en mi cara algo más que un simple susto y juntos nos acercamos al final de la piscina, donde debía estar nuestro monitor, que se había marchado.
Eso sí, había dejado una nota en la que ponía:

Nosotros somos algo más que una apariencia.
Somos personas.
Somos algo más que una imagen.
Somos algo más que una actitud.
Somos algo más que un momento.
Algo más que un segundo.

Era su forma de decir que, pese al espectáculo que habíamos dado en aquel momento, pese a la decepción que debía sentir en cuanto a las formas que demostramos, sabía que no éramos sólo eso, que todo puede perdonarse. Olvidar.



2 comentarios:

Isi G. dijo...

Pues vaya... Cuidadito con mi muñequita, no quiero perderla!!!!!!!!

Besotes^^

Hellion dijo...

qué trágico , estuvo genial , saludoss.