jueves, 21 de mayo de 2009

Memoria rota

Los gritos hacían retumbar las paredes.
Otro día más discutíamos a voz en grito a saber por qué tontería. Sus reglas, mi libertad... o tal vez simplemente por no doblar la ropa (no somos siempre tan trascendentales).
Cuando las cosas se ponen así eres incapaz de escuchar, de comprender y te limitas a mantener un discurso a no sé cuántos decibelios, pese a no saber bien de qué hablas.
Así que me marché de casa, por el bien de mis oídos y de mis vecinos.
Recuerdo que cerré la puerta por fuera, eché la llave un par de veces...
Recuerdo que era jueves...

[..]

Abrí los ojos. Estaba luchando por poder mantener el equilibrio y enterarme de lo que pasaba en el mundo que me rodeaba.
Sentada en el suelo del ascensor parecía levitar. No sentía nada.
A mi lado una botella de ¿Whisky? No podría asegurarlo.
No sé si tanto me había impresionado la guerra que habíamos tenido hoy como para olvidarla a toda costa.
Abrí la puerta. La casa estaba vacía.
No entendía nada hasta que saqué el teléfono móvil para llamar a mi madre. Miré la fecha.
Eran las tres de la mañana de un Sábado recién nacido.
Pero para mí no habrían pasado más de dos o tres horas.

[..]

Me hicieron pruebas. Inconcluyentes.
Todo lo que me dijeron es que pudo ser el alcohol. Simplemente.
Así que me fui a mi casa pensando en lo bien que me vendría de vez en cuando un buen trago si iba seguido de un lapsus de memoria semejante.

[..]

Me despedía de Li Shung en el hospital. Todos lloraban, pero ese era mi primer recuerdo desde que llegué a casa tras el psiquiátra, así que no sabía por qué.
Por primera vez me llegaban flashes, voces, que decían algo sobre la Yakuza o algo así, palabras que no me decían nada.

[..]

Un centro comercial lleno de gente. Li llorando. Li corriendo.

[..]

Bajaba las escaleras mecánicas corriendo a toda velocidad. No sabía quién era él. No sabía porqué corría detrás de mí. ¿He robado algo? No lo sé. ¿Dónde estoy? Tampoco.
Conseguí esconderme en un saliente de una tienda. Me miré y mi ropa era totalmente distinta que en todos los demás recuerdos. ¿Qué día era?
Una mano tocó mi hombro, me sacó de mi escondite.

- Deja de correr, maldita sea, no vamos a hacerte nada -
- ¿Quiénes sois? -
- Somos policías, estamos investigando lo que pasa con la familia Shung -
- ¿Qué pasa con la familia Shung? -

Se miraron entre ellos. Me miraron.
Tenían dudas. No sabían si les mentía o si realmente no sabía nada.

- Toma, mi tarjeta con mi número, si recuerdas algo llámanos y estate atenta, tal vez nos pongamos en contacto contigo -

[..]

Sonaban sirenas a lo lejos. Estaba en un polígono industrial a las afueras de la ciudad.
Estaba cansada. Tal vez de correr delante de aquel policía, pero... mi ropa volvía a ser diferente. Totalmente diferente, como si hubiéramos cambiado de estación.
Mi teléfono sonaba. Era Li.

- ¿Dónde estás? -
- Pues... no lo sé muy bien, creo que en el polígono de las monjas -
- ¡¿Todavía estás allí?! Vete ahora mismo -
- Pero.. ¿Qué pasa? -
- ¡Joder! -

Colgó el teléfono. En diez segundos tuve cuatro coches de policía rodeándome.
Me apuntaban unas seis armas.
¿Qué cojones....?

2 comentarios:

Isi G. dijo...

Y encima no recuerda nada, qué bien... xDDD

Besotes guapa^^

Hellion dijo...

me recordó un poco a memento , saludoss.