Todo tiene un fin. El vacío.
Todo. El cambio. El torbellino.
Te pasas la vida pensando en si quizá fue mejor así, piensas en por qué confiaste, en por qué quisiste intentarlo y toda tu cabeza se llena de preguntas que nada ni nadie puede solucionar.
¡Te avisé! Dijo el instinto. ¡Te lo dije! Nada de esto puede funcionar, cada día es una nueva lucha conmigo misma, cada día es una guerra y a saber qué parte ganará.
Volvemos al principio. Las chicas de oro, ahora sólo quedamos dos.
Volvemos a no tener a qué agarrarnos, la ilusión es anónima y está ocupada (¿No?)
Y sólo pasa por mi cabeza la idea de qué hice mal. Qué es eso tan horrible que tengo.
Luego me consuelo ¡Bah! Serán las circunstancias.
Así duermo bien.
Sin nadie a mi lado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Cuando en tu interior queda la sensación de que algo hiciste mal, que no sabes lo que es, pero que algo que dijiste hizo que todos se separen te duele. Y mucho. Tanto que el dolor desgarra, aunque éste no sea el caso.
Besotes, Nanah^^
'Las chicas de oro, ahora sólo quedamos dos.'
Last of the Small Town Playboy... ¿no te suena? (seguro que no)
PD: A ver si seguimos escribiendo, ¿eh? Aunque parece que la falta de inspiración es vírica, porque a mí tampoco se me ocurre nada.
Publicar un comentario