viernes, 26 de diciembre de 2008

Capítulo ocho. Los veteranos.

Mi cara era una mezcla de perplejidad y horror absolutos ¿Qué les había pasado? ¡Era horrible! Parecían marionetas rotas.
Lorena sacudió la cabeza y me dijo tristemente:
- Vamos al comedor a tomarnos algo y te explico todo esto -
Pedí un refresco y ella me acompañó con un café, nos sentamos en una de las mesas más apartadas de todo el comedor.
Me miró fijamente antes de comenzar.
- Esto es lo único que detesto de todo lo que hacemos - esperó mi reacción, pero como no fui capaz de articular palabra, ella continuó - nosotros captamos a jóvenes promesas, a personas en las que vemos un don especial para todo esto... - agachó la cabeza - pero el mundo del espectáculo es duro y desagradecido -
No tenía ni idea de por donde intentaba llevar la conversación.
- Muchos de estos chicos, eran almas puras y llenas de ilusión - me miró - como tú. Pero en algún momento de esta vorágine de actos y galas y fiesta se perdieron... - miró distraída hacia el infinito - drogas... amores tormentosos... celos... alcohol... al final de cada semana o de cada gala se hacen fiestas y casi todos los veteranos son invitados a festejar el resultado frente a los profesores... - paró unos segundos, sorbió un trago de café - y lo que has visto... son las consecuencias -.
- Están... ¿Drogados? -
- Drogados, cansados, dormidos, resacosos... sí, un poco de todo. Claro que... - su gesto se dulcificó - siempre tenemos a algunos que se mantienen libres de toda esta historia -
- Ah ¿Sí? y.. ¿Quiénes son? - mis ojos brillaban de curiosidad.
- Los veteranos en los que tenemos depositada más responsabilidad no son convidados a las fiestas, necesitamos que estén siempre lúcidos y puedan darnos lo mejor de ellos mismos - calló un momento mientras fruncía el ceño - deberían estar por aquí... aunque seguramente hayan salido a pasear o estén trabajando en algo nuevo - rió - con ellos nunca se sabe -.
- Y... ¿La asistencia a las fiestas es obligatoria? -
- Ja, ja, ja - rió despreocupadamente - mujer, no tengas miedo. Son fiestas como otras cualquiera, donde se ríe, se debate y se comparten charlas, realmente son muy entretenidas, depende de lo que tú quieras hacer cuando estés allí - guiñó un ojo.
- ¡Lorena! -
Casi me caigo de la silla de la impresión que me dió aquel grito.
Me giré y vi como se acercaba un muchacho moreno y robusto corriendo hacia nosotras.
Una vez que llegó a nuestra altura, abrazó a Lorena como si la vida le fuese en ello. Automáticamente pensé en que sería su novio o... tal vez fuese su hermano y llevara mucho tiempo sin verla. La verdad es que no sabía descifrar el sentimiento concreto que me inspiraba aquel abrazo tan efusivo.
Después de unas cuantas miradas cómplices y unas sonrisas cálidas parecieron darse cuenta de que yo seguía allí.
- Marién, perdona que no te haya presentado, este es Lorenzo -
El chico se levantó y me dio dos fuertes besos en las mejillas. Le pidió un refresco al camarero llamándole por el nombre de pila y trajo una silla para unirse a la conversación.
- Lorenzo es uno de nuestros alumnos aventajados de arte - me dijo en un susurro al oído - es realmente maravilloso -.
Cuando le trajeron el refresco se puso a parlotear animadamente sobre lo que había estado haciendo por la mañana. Nos enseñó fotos que traía en su cámara y nos dijo que haría diseños similares a lo que había fotografiado para la próxima obra.
Hizo unos cuantos bocetos a lápiz en las servilletas muy entusiasmado y la verdad es que eran verdaderas obras de arte.
Se acercó el recepcionista del hotel y le pidió a Lorena que le acompañase, al parecer tenía una llamada importante.
Me quedé sola con Lorenzo.
Vi como sus ojos corrían tras Lorena con un brillo cristalino que denotaba que sentía algo más que mero aprecio por ella.
Pareció darse cuenta de mi interpretación.
Nos miramos y nos sonreímos nerviosamente sin saber bien qué decir. No sé que pasaría por su cabeza, pero yo sólo podía pensar en el espectáculo que había visto en la sala de baile, pero no sabía si mi pregunta podría molestarle.
- Bueno... y... ¿Qué te parece nuestro humilde hogar? - preguntó tratando de iniciar una conversación amistosa.
- Pues... bien... es... bonito - mostré una tímida sonrisa - Lorena me lo ha estado enseñando todo -
- ¿Todo? - dijo con énfasis.
- Sí -
Ese "sí" pretendía dar pie a una explicación por su parte, era algo así como un "lo he visto todo" y pareció funcionar a la perfección.
- Entonces supongo que ya habrás visto a mis... compañeros... en sus mejores momentos - se carcajeó. Vió que mi cara tenía cualquier tipo de gesto menos uno divertido y continuó - Supongo que al principio siempre impresiona cuando lo ves, pero acabas acostumbrándote, cuando empiece la semana verás como la impresión es totalmente distinta -
- Y tú no... -
- No, yo no voy a las fiestas - me cortó - una vez me invitaron a una y acabé tan borracho que a penas me acuerdo de nada, pero amanecí dos días después, habiendo pasado ese tiempo tal y como les ves a ellos - tomó un sorbo - esa semana no pude hacer nada y la obra se retrasó un tiempo, desde entonces no me han vuelto a invitar a ninguna fiesta... y la verdad es que lo agradezco -
- ¿Por qué? - pregunté con mucha curiosidad.
- Porque no me gustaría volver a pasar ni siquiera dos minutos así otra vez -
- Pero... Lorena me dijo que... son fiestas normales, todo depende de lo que quieras o no quieras hacer -
- Uhm... no es tan... sencillo como parece -
Mis ojos brillaron (aquello era tan emocionante) y le hice un gesto con la mano como para que continuara.
- Allí ¿Cómo decirlo? No tienes voluntad -
- ¿A qué te refieres? -
- Es imposible decirles que no -

2 comentarios:

Fantasiatica dijo...

Hello!!! Wenuu me pasaba x tu blog, y me ha gustado muxoo, te felicitoo es maravilloso!!XD, buenoo te deseo lo mejor y que tengas muxo exitoo kn tu blog, xD...
Bss, bye!!
Sorry!!
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mercyy!!

Sphynx Red dijo...

CUCU!!! quién soy??? te suena de algo lo de pelirrojísima??

^^

muáaaa