miércoles, 10 de diciembre de 2008

Mientras mentías

Yo tenía frecuentemente un sueño. Era el mismo todas las noches, soñaba, que alguien, por una vez, me amaba sinceramente.
Siempre rogué que no me tomaran por la niña tonta que parezco pero, creo que ningún tipo de Dios escuchó mis plegarias.
Quise dejar la puerta entreabierta, lo suficiente como para dejar una luz de esperanza, pero no tanto como para que entrar llegase a ser fácil, pensando que, tal vez así, la curiosidad y el mínimo acceso llamarían la atención de alguien, pero estaba equivocada.
Y... se me han acabado las opciones a utilizar, si estando cerrada es demasiado dificil, abierta demasiado facil y con medias tintas no se llega a ninguna parte.
Salí a buscar.
Me senté a esperar.
Me dejé la garganta llamando.
Y se me congelaron los oídos de tanto escuchar.

Y ahora ¿Qué?

"Ayer me dijiste que tu me querías... pero todo fue mentira... ayer tu dijiste que tu me querías... pero todo fue mentira... ayer tu heriste la vida mía... y que grande fue la herida"

4 comentarios:

Isi G. dijo...

No pierdas la esperanza, Nanah.

Algún día llegará, tal vez una fría mañana, y llamará a tu puerta, dándote el calor que buscabas...

O tal vez una oscura noche la entreabra y entre despacito, dándote un poco de luz...

Pero seguro que llegará ;)

Besotes^^

Isi G. dijo...

Por cierto, soy Isita xD

Fidias dijo...

El amor llega. No es un proceso, ni una ciencia, ni tiene trucos, ni claves. No se busca, porque no se encuentra buscándolo. El amor no avisa, no espera, no regresa.
Vendrá cuando menos te lo esperes, y te llenará.
Es probable que cuanto menos te esfuerces en que llegue, antes llegue, o que pase lo contrario. No se sabe nada del amor.
Eso es lo único que puedes tener por seguro.

Tania Alegria dijo...

Dejo constancia de mi respeto por tu don de narradora y de mi admiración por el alto vuelo de tu pluma.

Leí todos los escritos publicados y me apunté como seguidora.

Eres grande, pequenita.

Te abrazo con la acostumbrada ternura.

Marién