martes, 9 de septiembre de 2008

De verdad importa

Me resistía a reconocer lo inevitable.
Se me ablandaba lentamente el corazón.
Ese gemelo helado que siempre iba conmigo, que me servía de refrigerio para el whisky.
Ahora... ahora me estaba abandonando, se hacía débil, como mi cuerpo... ahora dejaba el interior del pecho como un bebé en la jungla, blandito y rosa, inservible para la batalla.

En este mundo, se forman guerras en los portales, en los andenes de metro... se ven ocupados repentinamente por enormes tablas de windsurf frías y duras, que arrollan a los pasajeros extraviados, diezman la sobrepoblación.
Salen cuchillas de entre las rosas, punzones de hielo sobre los claveles, nieve que mata de hambre, envidia que mata de frío. Un cachorro rompe una familia, los nuevos vecinos dos matrimonios, y así... el amor caduca, casi tan temprano como la leche, ojito en verano, salmonella (tú lo sabes bien ¿Verdad? Cómo llorabas en mis brazos, ahora abrazas tu tortura)

Y con tantos peligros ocultos, inclasificables, yo estoy perdiendo mi coraza interna, y cada vez estoy más a merced de este mundo de fiestas comerciales, de amores de barra y de cine (es decir, de pocas horas, delirio, mareo y resaca).
Yo nací para amar eternamente.
Lástima que nadie sea eterno y tenga que cambiar de rehén constantemente.
Me encariño con todos.
Ellos... no.

¿Donde está el síndrome de Estocolmo cuando se necesita?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Dónde estará esa persona tan especial que no te deje el corazón tan desprotegido, a merced de tantas tempestades? Dónde estará esa persona que te abrazará y no te soltará nunca? Dónde estará esa persona que estará contigo siempre??

Ojalá lo supiese. Te lo diría. No quiero que sigas pasándolo mal.

Besotes^^

Anónimo dijo...

Un atractivo absurdo, cuanto menos.
-Sin comentarios-

PD: jide dize ola